El nuevo reto de la policía japonesa: la búsqueda de delitos inusuales
Japón es un país que no deja de sorprender. La creación de campañas como la de Yuriko Koike, gobernadora de Tokio, junto a PikoTaro para promover el ahorro de energía o la construcción de Shiki-Sima, el tren más lujoso del país, nos hace pensar que Japón ya vive en el futuro. A esto podemos sumarle la nueva labor de los policías nipones: perseguir delitos insólitos.
Así es, la tasa de criminalidad en Japón ha descendido de manera drástica en los últimos 13 años. La tasa de asesinatos es ahora de 0.3 ubicándose entre las más bajas del mundo, tanto así que en el 2014 solo se ha registrado unas tres muertes por arma de fuego y en el 2015 tan solo una. No obstante, el número de policías no para de crecer. El país del sol naciente cuenta con 259.000 efectivos, 15.000 más que la década pasada.
“Como la policía se queda sin cosas para hacer, se está volviendo más creativa sobre qué cosas constituyen un crimen”, dijo Kanako Takayama, de la Universidad de Kyoto. Según cuenta la revista The Ecconomist, ahora los policías se dedican a labores como la investigación del robo de una bicicleta o el arresto de un ciclista por pasarse la luz roja, la detención de un hombre por haberle dibujado bigotes estilo Adolf Hitler a un póster del primer ministro Shinzo Abe. Incluso una mujer contó que cinco policías se presentaron luego de denunciar la pérdida de una de sus zapatillas que se encontraba secándose en una cuerda.
Sin embargo, para Yoshiro Yasuda, reconocido abogado japonés, el descenso de crímenes en Japón no se debe a la gran labor policial. Según señala, esto se debe a una cultura que transmite lo que está bien y está mal, la cual hace ver a la misma ciudadanía como policías ante el comportamiento social.