El Yaoi: De una “competencia” a ser un controvertido fenómeno mundial
De lo poco que muchos saben del Yaoi es que solo se trata de historias de contenido romántico y sexual entre hombres, más desconocen la riqueza artística y argumental que guardan estas transgresoras publicaciones que junto con el Yuri, más que ser una apología a la comunidad LGTBIQ, se mostraban como una proyección de las mujeres japonesas y del entorno patriarcal al cual estaban sometidas, representaciones femeninas en cuerpos masculinos idealizando una vida que pudo ser si hubieran sido varones, una vida llena de privilegios que hasta bien entrado los años 70 las japonesas aún no conseguían.
Como subgénero del Shoujo, el Yaoi se abriría camino entre un público amante de los romances de todo tipo y sediento de aquello que fuera más que una historia convencional.
La transgresora Generación del 24
24 Nijūyo-nen Gumi es el nombre que recibe un grupo de autoras que empezaron sus publicaciones hacia finales de los 60 y continuaron prolíficamente en los 70, la gran mayoría de ellas nacidas en el año 24 de la Era Showa (1949) y que fueron las gestoras de la revolución del poco reconocido género Shoujo de ese entonces. Nombres como Yumiko Ōshima, Moto Hagio, Keiko Takemiya, Toshie Kihara, Ryoko Yamagishi, Minori Kimura, Riyoko Ikeda, Nanae Sasaya, y Mineko Yamada, comenzaron a publicar historias que si bien tenían ese corte de romance característico del género, añadieron ese elemento que las llevaría al éxito primero en un Japón de cambiaba a pasos agigantados y luego en un mundo diverso y más tolerante.
El secreto, escarbar donde los autores del shonen jamás entrarían, en otras palabras todo lo referente a la sexualidad, tanto en orientación como identidad. Y en lo visual, la estilización del dibujo y al ubicación de las historias en lugares alejados de Japón como Europa o Norte América. Si bien el gran Ozamu Tezuka dio la pauta inicial al Shoujo moderno con Ribon no Kishi, serian estas autoras pero en especial dos de ellas que consolidarían al Yaoi y a su predecesor el Shonen Ai como géneros de consumo masivo.
El nacimiento del Shonen Ai y del Yaoi de la mano de dos amigas: El corazón empieza a latir
Moto Hagio y Keiko Takemiya compartían vivienda en el barrio de Nerima en Tokio hacia principios de los 70. Una amiga de Takemiya, Norie Masuyama, vivía cerca y fue llamada por Hagio Moto como la «influencia mental» de Takemiya. Masuyama no era una artista de manga, pero ella le presentó como un gran recurso a Takemiya, el planteamiento de homosexualidad masculina en historias para mujeres a través de la revista Barazoku. Esto influenció a Hagio y a Takemiya a ahondar en el tema.
Hacia 1972 Riyoko Ikeda causaba sensación con Versailes no Bara donde su protagonista Oscar Francoise de Jaryais luchaba con el paradigma de su identidad y el de amar y ser amada, todo sumado a un contexto histórico de catastróficas consecuencias. Se tiene constancia que fue el primer manga donde se menciona abiertamente las palabras gay y lesbiana así como sentar las bases narrativas y visuales para el Shoujo de los años 70. Ikeda en 1976 publicaría su primer Shoujo Ai: Onisama E.
Pero no fue hasta 1974 cuando Moto Hagio dio el primer paso, publicando la historia que sería reconocida como el primer Shonen Ai. Toma No shinzou (El corazón de Thomas) que nos narra la historia de Thomas que comente suicidio y le deja una carta a su amigo Juli en la cual le revela sus sentimientos, estos son enaltecidos al llegar al internado Eric el cual tiene un parecido físico con Thomas. Todo ambientado en un internado alemán de fines del siglo XIX. No será hasta el año siguiente que la verdadera vorágine realmente comience.
Como una canción de viento y árboles remeció a toda una generación y lo sigue haciendo
En 1975 le tocó el turno A Keiko Takemiya publicando la que sería reconocida como la primera historia Yaoi propiamente dicha Kaze to Ki no Uta (La Canción del Viento y los Árboles) causando mucha controversia desde sus primeras páginas
(en la segunda ya vemos dos hombres en la cama). Nos narra la historia de Serge Battour como nuevo alumno del internado Lacombdale cerca de Arrás en Francia. Su llegada podría ser de lo más normal solo que le ha tocado compartir la habitación con Gilbert Cocteau, joven de ligeras actitudes llamado por los demás alumnos como “la perra del internado”, veremos como Serge y Gilbert entablan una relación tratando de superar las adversidades que se imponen.
Algunos han acusado a Takemiya de plagiarle la historia a Hagio, si bien la premisa básica es la misma (internado europeo de fines del siglo XIX), Takemiya llevo el concepto más allá no solo contando una historia de amor homosexual con todos sus elementos sino que también toco temas como la prostitución, drogadicción e incesto. Publicado inicialmente en la misma revista donde Moto también publico Toma no Shinzo (Shojo Comic de Shogakukan) pasando a la mítica revista June, constó de diecisiete tomos desde 1976 a 1984 mas una película animada en 1987.
Kaze to Ki no Uta tiene un lugar privilegiado entren los mangas del genero Yaoi no solo por ser la primera historia, sino por dejar las direcciones que siguieron la posterior generación de autoras, las de Yaoi y también para las del Shoujo en general. Reconocidas autoras de la era del Boom del Manga como Naoko Takeuchi, Chiho Saito, Yuu Watase, Wataru Yoshizumi y CLAMP (que empezaron dibujando doujinshi Yaoi) han utilizado estos elementos en sus mas reconocidas historias enriqueciéndolas con ese lado donde el Shonen jamás explora. Entre ellos personajes que no tienen ningún problema de exponer su orientación e identidad como Haruka y Michiru de Sailor Moon, que son al entender de muchos la primera pareja homosexual (lésbica) que se muestra de manera abierta en una anime shoujo convencional por así decirlo y el uso de los personajes Bishonen.
De un amor de bronce a una pornografía sensitiva (y quizá a una pista de patinaje…)
Las décadas siguientes fueron fructíferas para el Yaoi y el Yuri con títulos como Zetsuai/Bronze, Ai no no Kusabi, Fake, Earthian, Paros no Ken, Yami no Matsuei, Claudine, Loveless, Sensitive Pornograph, Sukisho entre otros y asi como los demás géneros del manga el Yaoi cruzó fronteras. Su éxito en occidente es relativamente reciente hacia el año 2000, impactando a un público mas diverso no solo el femenino al cual por tradición esta dirigido, sino también ha encontrado un gran aliado en la comunidad LGTBIQ y en todos aquellos que gustan de las buenas historias.
El Yaoi llegó para quedarse con innovación, arte y transgresión. Odiado y rechazado por muchos pero amado y alabado por otros, que desde sus inicios en la década de los 70 del siglo XX seguirá impactando aun público ávido de la historieta en general.
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