JUJUTSU KAISEN – 20 dedos malditos en el menú
Usualmente no investigo mucho antes de ver los animes de cada temporada para no «prejuzgarlos» y permitir que se de el «click» de manera natural. Con Jujutsu me pasó así. De inicio el diseño de personajes, los colores, el ritmo y la narrativa me arrancó carcajadas y de pronto me vi sumergida de entrada en una historia de exorcistas y posesiones. Quise más, por lo que ese mismo día busqué el manga y me spoileé. Y no me arrepiento.
Jujutsu Kaisen, cuya traducción literal es «Guerra de Magia», te transporta a un mundo de magia que desde el primer capítulo te darán ganas de ver el siguiente. El protagonista, un estudiante de preparatoria, parece un chico cualquiera hasta que hace algo que no es «normal». Y poco a poco vemos que definitivamente no lo es.
La vida de Yuji Itadori siempre fue diferente a la de sus compañeros de clase. Criado por su abuelo desde temprana edad y dueño de una fuerza y velocidad descomunal, no gusta de los deportes y más bien prefiere estar en el Club de Ocultismo.
Tiene una actitud relajada, es algo despistado y acepta de buena gana los retos. Se lleva bien con todos, incluso con el renegón de su abuelo.
Su vida cambia cuando obtienen en el club de Ocultismo un elemento maldito que prontamente se dedicarán a abrir, y tras la triste muerte de su abuelo, cuyas últimas palabras fueron “ayuda a los demás”. Las escenas se vuelven oscuras, la escuela es poseída por un espíritu maligno que amenaza la vida de sus compañeros.
Aparece en escena Megumi Fushiguro, un chamán que tiene como misión exorcizar y recuperar el “Dedo de Sukuna” que era lo que estaba sellado desde hacía siglos en esa escuela. Dicho sello estaba debilitado por el paso del tiempo. Ryomen Sukuna era llamado el Rey de las Maldiciones, poseía 4 brazos, y fue sellado por partes pues era demasiado poderoso. Al retirarse el sello la oscuridad se apodera de todo.
Horrendos monstruos, también llamados «Maldiciones», aparecen y atacan a los pocos alumnos que estaban en la escuela al final del día de clases. Itadori no se amilana y reparte golpes con toda su fuerza, sorprendiendo a Fushiguro, a quién le está costando lidiar con estos horribles seres que han nacido de las energías negativas que guardan los seres humanos en su corazón y que son atraídos por el “Dedo de Sukuna” pues el que se apodere de dicho dedo se hará muy poderoso.
Fushiguro está muy lastimado. Acorralado, Itadori decide comer el dedo de Sukuna para poder salvar a todos. Es un acto descabellado que causaría la muerte instantánea de cualquier humano común y corriente.
Luego de ingerirlo, un poder extraordinario emana del cuerpo de Itadori, vence con facilidad a las maldiciones y los ojos de Sukuna ven el mundo moderno con ansias de destrucción y muerte. Increíblemente, se escucha la voz de Itadori reclamando su cuerpo ante la sorprendida y casi apagada voz de Sukuna, quien es finalmente contenido en el cuerpo del joven, al recobrar éste el dominio de su propio cuerpo.
Ahora Itadori es foco de atención de todos los chamanes. Pues ahora es “El Portador” de la maldición de Sukuna y le presentan dos opciones: lo eliminan en ese momento o le van dando a comer los dedos que faltan poco a poco, los cuales son 20 en total. Una vez que logren obtener todos y que él los ingiera, lo exorcizarían con la consecuente muerte del portador, pero se lograría liberar al mundo de la peligrosa presencia de Sukuna.
Se opta por lo segundo y vemos a Itadori entrar a una escuela de chamanes, que está muy disimulada en el mundo moderno. Debe hacerse fuerte física y emocionalmente. Afortunadamente aprende rápido pues el poder que ahora posee lo anhelan otras Maldiciones. Y algunos de los maestros chamanes buscarán eliminarlo pues consideran que es un peligro andante y que en cualquier momento podría perder la lucha constante de contener a Sukuna. Aunque al joven no aparenta causarle mucho esfuerzo reprimirlo. Salvo cuando queda inconsciente de un golpe. Felizmente tiene el apoyo de Satoru Gojo, un poderoso chamán al cual temen y respetan incluso los chamanes más antiguos de la escuela.
Todo esto le pone de cuadritos el día a día a Itadori. Y para rematar, Sukuna tiene sus propias intenciones y aprovechará cada ocasión que se le presente para demostrar su fuerza.
La animación es estupenda, divertida y fascinante; las escenas de acción son para no perder detalle. Acompañada por escenas gore de rigor al tratar con posesiones deformantes y hechicería chamanesca. Momentos cómicos inesperados y efectivos. Personajes complejos que te cautivan capítulo a capítulo.
El diseño de personajes es similar al manga de estilo shonen. El cual es escrito e ilustrado por Geke Akutami y aún sigue en publicación desde marzo del 2018 . Teniendo ya 15 volúmenes publicados en la revista Shukan Shonen Jump.
Las secuencias de la trama están bien logradas. Y no es para menos pues el estudio de animación es MAPPA (Maruyama Animation Produce Project Association) y su Director Sunghoo Park. El estudio que nos deleitó con Yuri on Ice, Kakegurui, Dororo, Dorohedoro, Banana Fish, The God of High School y ahora se encarga de la tan esperada última temporada de Shingeki no Kyojin.
Una historia muy buena y bien animada. Les dejo el opening y el ending al final de esta reseña para que los disfruten. Denle una oportunidad. No se arrepentirán.
La animación del Opening es tipo abstracta, dejando entrever que Itadori se moverá por ambos mundos. Va al ritmo de Kaikai Kitan del reconocido EVE.
La canción del Ending es Lost in Paradise de Ali Feat AKLO, es bastante fresh y relajada. La animación tiene un toque draft de muy buen gusto, recordando a los diseños de modas por sus trazos rápidos y pintado fuera de líneas.