Kenpū Denki Berserk: Guts vs. Resto del mundo
Durante una entrevista en el año 2000, Miura Kentarō reveló que uno de los puntos iniciales para la creación de Berserk fue que quería escribir una historia sobre la ira y la trama se fue desarrollando a partir de la idea de hacer enfadar a su protagonista. Al inicio de cada capítulo de la adaptación animada de 1997, Kenpū Denki Berserk, se le pregunta al espectador si el destino de la humanidad está controlado por una fuerza o entidad trascendental o si la Mano de dios está sobre nosotros, pero que sin duda el hombre no controla su voluntad. Entonces, ¿cómo la respuesta a estas preguntas se relaciona con la ira de Guts y qué propone la serie a partir de ella?
NOTA: Este texto SOLAMENTE analizará la serie de 1997. Se vienen spoilers cual festín del Eclipse.
La historia comienza, atados por las cadenas del destino.
Para responder las preguntas del párrafo inicial, primero debemos tener en cuenta que existen numerosos ejemplos de series anime que combinan elementos occidentales y orientales, lo que resulta bastante atractivo en cuanto al worldbuilding (sobre todo en una serie de corte fantástico), pero ello también implica la integración de conceptos culturales de tradiciones diversas. En este caso, empecemos por el principio, ¿qué es el destino? Según la Real Academia de la Lengua Española, el significado de destino es:
Encadenamiento de los sucesos considerado como necesario y fatal.
Por definición, el destino ya está determinado y no se puede escapar de él, en ese sentido, la manera cómo van a ocurrir los hechos en la vida de una persona ya está escrita y parecería que al ser humano sólo le queda experimentarlo, pero siempre ha habido un deseo de conocer el futuro ya sea para saciar la curiosidad o para cambiarlo. Laura Corso señala que en latín y en griego, se usaban los términos fatum y eimarméne respectivamente para referirse a las predicciones, oráculos y vaticinios del futuro establecido por los dioses. Llamo la atención sobre este punto, pues en Kenpū Denki Berserk hay dos momentos donde se puede identificar una situación similar, los cuales permiten entender la manera como el hombre se aproxima al destino en la serie. El primero es cuando Griffith recibe el beherit o Huevo del Rey carmesí y la viejiita con la rueca que se lo entrega le dice:
El dueño está destinado a dominar el mundo a cambio de su carne y sangre.
En el momento en que acepta el huevo, él se vuelve el dueño, así que, en teoría, lo dicho por la anciana se vuelve su destino. No obstante, al parecer, a partir de los intercambios de Griffith con Guts al respecto, el líder de la Banda del Halcón no creía o no era consciente de la veracidad de dicho fatum y veía al beherit como un símbolo de poder o un mero amuleto al que a veces parecía que se encomendaba o pedía deseos de victoria antes de una batalla. Al haber sido pobre en su infancia en medio de un contexto medieval, Griffith era consciente de que—de mantenerse pobre—su destino iba a estar determinado por su condición social, así que su deseo era fundar su propio reino para dominar su destino y además, acorde con su ambición, el de todos. Con eso en mente y por su experiencia, el cambio de su vida no iba a venir de algún regalo divino, él tenía que generarlo y lo hizo a partir de la Banda del Halcón. A pesar de esta manera de pensar y de que el mercenario nunca actúa deliberadamente para cumplir el fatum hasta el final, el destino efectivamente se cumple y en el Eclipse, el Halcón Blanco renuncia a su humanidad (cuerpo, sangre y alma) y sacrifica a sus amigos para volverse Femto. Lo más curioso es que, en cierta medida, antes que forjar su propio destino, termina aceptando uno predeterminado por alguien más, ya que si bien es otro camino, tiene el mismo punto final: ser rey.
El segundo momento en que se enuncia un eimarméne es cuando Guts y Griffith pelean contra Zodd El Inmortal y este está a punto de matar al Halcón Blanco, pero ve el huevo carmesí y se detiene. Ante la extrañeza de Guts y del resto del público no iniciado, Zodd anuncia lo siguiente:
Si tú y este hombre son realmente amigos, deberás tener en mente que cuando las ambiciones de este hombre se derrumben, estarás destinado a enfrentar tu muerte. Tu muerte será absolutamente inevitable.
Si el futuro Femto parece no darle una importancia real a la predicción del beherit, Guts ni siquiera vuelve a pensar en esta predicción durante toda la serie más allá de que sospecha del huevo en tanto artefacto aparentemente siniestro. Como espectadores, sabemos que esta es una historia de fantasía, pero antes de la aparición de Zodd, el protagonista y el resto de los personajes no se habían encontrado directamente con ningún elemento sobrenatural. Por lo hostil que ha sido el mundo humano con Guts desde que era niño, su destino ha estado ligado a la muerte desde que lo encontraron debajo del cadáver de su madre que falleció ahorcada, pero siempre ha enfrentado el peligro con sus propias manos y hasta ahora ha sobrevivido. Por esa razón, cuando ve por primera vez a Zodd, no sale de su asombro, pero no cree sin más en una profecía considerando que su amistad con Griffith estaba en su mejor momento. ¿Cómo iba a desconfiar de su mejor amigo? Incluso, cuando Guts se aleja de Griffith, no lo hace por evitar que se cumpla la profecía, sino que se decide cuando escucha a su compañero conversar con la Princesa Charlotte a la que le dice que no considera a ninguno de sus camaradas de la Banda del Halcón como amigos, porque no son sus iguales al no tener sueños propios por los que estén dispuestos a enfrentar todo, incluso a él. Sin embargo, más adelante la profecía se cumple aunque sea de manera parcial, ya que si bien, tras el Eclipse, Guts sobrevive sin explicarse bien cómo, no se puede garantizar que no muera después.
Entonces, el destino es inevitable y ya está determinado, pero, en la serie, por más que el ser humano lo conoce, no le presta atención porque cree que es dueño de su futuro y sigue actuando como si nada, dirigiéndose al parecer de manera ineludible a cumplir el vaticinio. En el caso de Guts, su destino efectivamente motiva su ira, pues su mejor amigo lo traicionó e incluso ocasionó la muerte de sus camaradas de la Banda del Halcón y el terrible crimen cometido contra su amada Casca. Sin embargo, el retrato del destino como concepto en la serie no se reduce a una cuestión de cumplimiento necesario e ignorancia humana y para entender el por qué, propongo indagar en la fuerza o entidad que podría controlar dicho destino.
Vivir como mártir de dios
En Kenpū Denki Berserk, no se profundiza en el aspecto religioso de la sociedad a excepción de ciertas referencias como el sacerdote que parece dirigir los servicios funerarios de la reina de Midland o el hecho de que los mismos personajes de la serie parecen referirse a dioses y ángeles o demonios y monstruos cuando se refieren al bien y el mal respectivamente. La aparición de Zodd y de La Mano de dios como seres sobrenaturales tampoco aclara mucho este punto, pues si bien se identifican como demonios no se escucha nada específico y claro sobre un dios (menos aún uno bondadoso como el judeo-cristiano) o un panteón de ellos. Si tomamos la idea de entidad de forma más general, entonces encontramos tres momentos de intervención de esta fuerza en el destino que vale la pena mencionar. En primer lugar, cuando Griffith se salva de ser atravesado con una flecha gracias al beherit que le sirve de escudo. Si Griffith moría allí, no se cumplía el destino y fue muy conveniente que el Huevo del Rey estuviese precisamente en ese lugar donde apuntó el asesino. ¿Coincidencia? Si estamos en una serie que reflexiona sobre el concepto de destino, es difícil decir que sí.
El segundo momento es cuando en la batalla de Doldrey, Zodd le lanza una espada a Guts en medio de su enfrentamiento contra el general Boscogn para ayudarlo, ya que su arma se había roto un momento antes mientras peleaba contra el militar enemigo. Si el protagonista no contaba con una manera para defenderse y atacar a su oponente, moría y es muy posible que no se cumplían los dos fatum ya mencionados. Más allá de las intenciones particulares de Zodd (que parece estar obsesionado con pelear con el Espadachín Negro), la figura de Guts es trascendental para el destino de Griffith y viceversa, así que la ausencia de uno en la ecuación podría cambiarlo todo. Finalmente, el último momento de intervención divina, es cuando el líder de la Banda del Halcón, lastimado por un año de tortura, está sentado en un arroyo y a pesar de que perdió el beherit en un desagüe de las mazmorras subterráneas del castillo, el huevo carmesí aparece frente a él justo en su momento de mayor quiebre emocional y cuando se va a dar el Eclipse, lo que detona en el festín con sus terribles consecuencias. Si recapitulamos, el destino no sólo esta predeterminado y la ilusa humanidad lo va a cumplir irremediablemente, sino que de ser necesario o correr peligro el cumplimiento de dicho destino, la entidad controladora (Mano de dios o no) interviene fuerte y directamente, entonces, ¿el ser humano tiene algo de poder de decisión sobre su vida?
Para responder a esta pregunta conviene buscar una situación similar, así que pensemos. Entidades o fuerzas interviniendo de forma tan fuerte y directa en la vida de los seres humanos. ¿No les recuerda a algo? Edipo recibe del dios Apolo la profecía de que matará a su padre, por ello, decide huir de los que en realidad eran sus padres adoptivos y en el camino mata a un hombre por una disputa de preferencia de paso, ese hombre era su verdadero padre, así que el destino se cumple. No es casualidad que en la primera parte del artículo haya empleado dos términos de la cultura greco-romana, pues el esquema narrativo de Kenpū Denki Berserk tiene muchas similitudes con la tragedia griega.
Basta sólo con pensar en el error trágico que comete Griffith, quien destruido por la partida de Guts, tiene relaciones sexuales con la princesa Charlotte ignorando trágicamente las nefastas consecuencias que tendría para su objetivo de ser rey, por el que tanto había trabajado, y para el destino de todos los personajes de la serie. Seguro que más de un espectador no podía creerlo y la compasión y angustia (catarsis) que despertó lo ocurrido en muchos fue igualmente sorprendente. De este modo, indagar en la tragedia griega puede ayudar a aclarar el discurso detrás de presentar a los dioses como controladores del destino humano.
Para Catalina López, en la tragedia griega, el planteamiento de que los dioses lo deciden todo, implica, por un lado, que los hombres no poseen libre albedrío y, por otro lado, no tienen responsabilidad de sus acciones en cuanto a juicios morales. Si colocas en el buscador Griffith no hizo nada malo, encontrarás toda una serie de artículos, videoensayos, discusiones en foros y hasta una web para comprar posters y polos con esa frase, pero la realidad es que el sacrificio de la banda del Halcón y la violación de Casca no son acciones realizadas por un títere de los dioses. La aparición de la Mano de dios y su discurso al ver a Griffith, señala que ellos tenían conocimiento de su destino, incluso mencionan que ellos lo eligieron a él para ser el protagonista de esa cadena de hechos y se muestran seguros de que el maltrecho hombre aceptará sacrificar su cuerpo y su sangre por el poder, pero agregan lo siguiente:
Será su voluntad, no la nuestra.
De manera similar a esta situación, la misma López señala que, en realidad, en la tragedia, la intervención divina no descarta el carácter actuante del hombre que labra en última instancia su propio destino. Como Edipo pudo evitar matar al hombre que encontró en el camino, Griffith se pudo haber negado al ofrecimiento de La Mano de dios y quizás aceptar la vida convencional (y limitante en cierta medida por su estado físico) con Casca que vio en su sueño, pero la realidad era que su deseo por el castillo, por ser el dueño del destino de todos y trascender fue más fuerte, así que decidió sacrificar a todos y renunciar al dolor que sentía por seguir caminando sobre los cadáveres de sus soldados.
Si recapitulamos, entonces, más allá de la injerencia de los dioses, la Mano de dios, una fuerza o entidad controladora del destino, el hombre parece tener un cierto nivel de control sobre dicho destino a partir de su voluntad. Entonces, por qué la introducción de la serie dice que no es dueño de la misma (incluso dice que es una cosa cierta a diferencia de las otras partes del discurso que son interrogantes).
La fragilidad de los seres humanos y mortales
Roberto Soto señala que tras las Guerras Médicas, el siglo V a.C. en Grecia se caracterizó por una exaltación de la racionalidad humana, pues había sido gracias a las estrategias de la Liga de Delos que se había conquistado la victoria. Sin embargo, el autor señala que por esos años los autores trágicos siguieron escribiendo tragedias para que los seres humanos no olvidasen el poder de los dioses, lo que también puede traducirse con que no olviden su humanidad y el arquetipo de la caída en las tragedias es un ejemplo de ello que esquematiza bien el caso de Griffith. Según Charles R. Woodard, cuando los hombres lograban adquirir conocimiento, les devenía un castigo divino: su caída, con la que se le pretende dar cuenta al hombre de sus debilidades, de su imperfección.
A Griffith, un hombre que había llegado casi a la cima por su capacidad para enfrentar batallas con estrategias, por su ecuanimidad y frialdad a pesar de la hostilidad de la corte o la presión del peligro y por su entrega total a su sueño, cae por una sola acción en la que se deja llevar por sus sentimientos de abandono, soledad y derrota tras el duelo y partida de Guts. En relación con la voluntad, Catalina Velarde reflexiona sobre cómo se inserta el libre albedrío en el conocimiento del destino que tiene el Dios cristiano y puede ser útil acudir a un punto que ella recoge del filósofo y poeta latino Boecio en La consolación de la filosofía:
Necesariamente tanto más libre cuanto más se aplica a la contemplación de la mente divina y, tanto menos libre cuánto más desciende a los seres materiales; y todavía menos cuando queda atrapado en las redes de la tierra.
Velarde apunta, como queda ejemplificado en el caso de Griffith y en la cita de Boecio, que la razón precede a la voluntad y cuando es empleada antes de actuar, el hombre ejerce mucho más su libre albedrío, pero cuanto más humano es (con la vulnerabilidad emocional que ello supone) es menos dueño de su voluntad y de su libertad. Sin duda, esta es una cosa cierta. Además, como queda claro en Kenpū Denki Berserk eso no sólo afecta a una sola persona, sino a aquellos relacionados con ella y sus acciones.
En resumen, si bien existe una fuerza o entidad trascendental que tienen un cierto control sobre el destino de la humanidad y existen seres con un poder como el de la Mano de dios que pueden tener una injerencia en nosotros, el hombre posee una voluntad que puede ejercer sobre la que, sin embargo, pierde dominio por sus emociones, su propia humanidad y puede perjudicar a otros con ello. Al tener en cuenta todos estos puntos, estar deprimido parece lo lógico, pues el escenario no es nada alentador. ¿Qué podemos hacer al respecto?
La obra de Miura siempre ha sido asociada con el concepto budista de karma y la ley de causalidad que se emparenta con la lógica de hombre actuante de la tragedia griega, así que tal vez la tradición oriental tenga la respuesta. Máximo Lameiro señala que con base en las cuatro verdades del budismo efectivamente la vida es sufrimiento, porque el hombre está atado al deseo y al apego. Por esa razón, Chus Alonso y Ana Serrano señalan que el karma entendido como acción pendiente de efecto puede tener un resultado negativo en el futuro del hombre (a veces sin que sea consciente de ello puede lastimar a alguien o dejar de hacer algo importante), porque todo acto tiene consecuencias. Lameiro señala que antes que ver este principio de causalidad como una deuda se puede tomar consciencia de que es inherente a la vida y tomarlo como una oportunidad de transformación y de reconocimiento de nuestra identidad fundamental. La sensación que deja esta idea es mirar el lado bueno de las cosas, pero propongo cerrar este artículo refiriéndome a una escena más de la serie para reflexionar sobre la idea de identidad fundamental.
En el capítulo 4, llamado la mano de dios, Guts recuerda cuando mató a Gambino (su figura paterna para bien o para mal) en defensa propia. Tras robarse un caballo, huye del lugar, pero recibe una flecha mientras escapa y cae por un acantilado. Al despertar en una playa y caminar herido un trecho, se ve rodeado por una manada de lobos. Desolado por lo ocurrido y adolorido, piensa que está bien para él morir, porque así ya no sufriría más desgracias en un mundo que le es hostil una y otra vez. Sin embargo, cuando el lobo lo ataca, él levanta su espada, como lo ha hecho siempre en batalla, como lo siguió haciendo después, como lo hizo cuando luchó hasta el final durante el Eclipse. Guts encarna un elemento fundamental de la identidad humana: la voluntad de vivir que antes que racional es casi presentada en la serie como un instinto, un acto reflejo y hasta un deseo como lo expresa en el primer episodio de la serie: a pesar de ser torturados y heridos por el destino, una fuerza trascendental o la Mano de dios (ya sea una divinidad o un grupo de enemigos poderosos), los humanos queremos seguir viviendo (al menos eso plantea la serie).
El destino con final trágico y los que lo controlan, dioses, Mano de dios y otros seres humanos representan todas esas circunstancias de la vida que no podemos dominar y que nos seguirán provocando sufrimiento como a Guts y alimentarán la ira, pero ya sea para vengarse o ayudar a los suyos, todo indica que el espadachín negro seguirá luchando cada una de sus batallas, se lanzará sin dudar para enfrentarse a todo con el objetivo de seguir viviendo, lo que es un rasgo muy característico de la humanidad en un sentido universal y a eso apunta Kenpū Denki Berserk.
Si quieres seguir rompiendo tu cabeza tratando de dar relecturas a la serie, aquí hay textos para ello:
- Alonso, Chus y Ana Serrano (2014) Budismo: Una ética aplicada.
- Corso, Laura (2014) Tradiciones helenísticas y medievales sobre la causalidad del obrar humano. Cicerón y Tomás de Aquino ante el alcance de la voluntad.
- Lameiro, Máximo (2006) Budismo y causalidad. La Causalidad en el Budismo y en la Filosofía Occidental.
- López, Catalina (2001) La tragedia griega. entre el mito, la religión y la responsabilidad moral.
- Soto, Roberto (1998) Aproximación a la tragedia griega.
- Velarde, Catalina (2015) Libertad humana y presciencia divina. Algunos textos de Boecio y San Agustín como semillas de la teoría del acto voluntario en Tomás de Aquino.
- Woodard, Charles (1967) The archetype of the fall.
El Bonus
Mientras reflexionas sobre el destino, las fuerzas trascendentales y la voluntad del hombre con Guts y Griffith, puedes aprovechar para revisar el magnífico soundtrack de Berserk. Aquí unos temas:
«Tell Me Why» de PENPALS
«Waiting So Long» de Silver Fins
«Forces» de Hirasawa Susumu
1 Comment
Muy grata lectura. Muchísimas gracias por tu esfuerzo! Sinceramente en mi caso, pienso que la serie no nos deja suficientes variables como para concluir que es posible o no «romper le destino». Queda en la bruma, y supongo que es lo mejor, porque intentar fundamentarlo de manera coherente y racional, sin caer en simplismos, suena demencialmente difícil. ¿Qué argumento se podría dar para semejante cosa? No podría imaginarlo.
Me encantaría poder leer más cosas tuyas y seguirte. Saludos!