¿Lolicon o pedofilia japonesa?

 ¿Lolicon o pedofilia japonesa?

Todos los que estamos familiarizados con el anime y el manga hemos sido testigos de la popularidad que posee un tipo de personaje femenino que destaca por su pequeña estatura, infantil forma corpórea y tierno corazón. Sí, hablamos de la niña, púber o adolescente conocida como Loli, la cual atrae a un tipo de personaje masculino conocido como Lolicon o Loliconero. Quizá muchos fanáticos ya tendrán a su “niña favorita”; no obstante, quienes conocen poco o nada de la fantasía visual nipona, sin duda, se estarán preguntando cómo surgió este fanatismo Lolicon y cuál es su relevancia dentro de la cultura pop contemporánea del «país del sol naciente».

La onu viene a llevarse a mi loli | •Anime• Amino
Meme sobre lolicon

¿Complejo de Loli = Lolicon?

Como sostiene Terasa Younker, investigadora de Harvard especializada en Estudios de género y Cultura popular en Japón, Lolicon vendría a ser la contracción de la frase ‘Lolita complex’ (complejo de Lolita), la cual hace referencia a la atracción erótica y/o sexual que siente un individuo por las niñas o jóvenes con características infantiles. Así también, este término se utiliza para aludir a un subgénero del anime y manga pornográfico que retrata la relación erótica o sexual entre un loliconero y una loli.

Loliconero y loli (Eromanga Sensei, anime, 2017)

Antecedentes

¿Cómo nace el Lolicon? Pues a partir de dos jóvenes personajes femeninos muy populares en la literatura universal que llegarán y conquistarán al Japón moderno y contemporáneo: Lolita y Alicia.

En el año 1955, el escritor ruso nacionalizado estadounidense Vladimir Nabokov publica Lolita, una novela cuya temática transgredió la moral de la época al hablar de una relación amorosa vivida entre un profesor de 50 años, conocido como Humbert, y una niña llamada Dolores, rebautizada sentimentalmente por el protagonista como Lolita. El éxito de esta novela fue tal que ha sido traducida a diversos idiomas.

En 1969, Russell Trainer publica Lolita Complex. Este libro fue considerado por los lectores de la época como una pieza sensacionalista y de falso estudio psicológico, cuyo objetivo era vender valiéndose del morbo y la parodia producidos a partir de la trama de la famosa novela de Nabokov.

Entre 1972 y 1973, la protagonista de Alicia en el país de las maravillas se convirtió en todo un boom en Japón. Una año más tarde, este éxito aumenta cuando Alicia se convierte en objeto de parodia en un manga titulado Stumbling Upon A Cabbage Field (Tropezando con un campo de col), creado y publicado por Shinji Wada en 1974. Otro dato curioso es que en este manga aparece el término lolita complex. A partir de esta publicación, Alicia se convertirá en una gran y productiva fuente de inspiración para el anime y manga contemporáneo.

Parodia de Alicia en el manga Stumbling Upon A Cabbage Field (1974)

Una pregunta que suelen hacerse quienes conocen poco o nada sobre el Lolicon es por qué se mencionó el término ‘complejo de Lolita’ en una historieta japonesa inspirada en Alicia en el país de las maravillas. La respuesta es que los nipones supusieron una relación romántica entre Lewis Carroll y la niña que habría inspirado la creación homónima del escritor. Es por esto que cuando la obra de Nabokov y el término ‘complejo de Lolita’ llegaron a Japón, muchos sintieron que la relación entre Humbert y Lolita era una versión moderna de la relación también idealizada entre Lewis y Alicia. Sin embargo, en contraste con Humbert, muchos argumentaban que la obsesión juvenil de Carroll era completamente no sexual, es decir, una descripción común del afecto que sentían los hombres adultos por los niños y niñas que eran considerados angelicales en la era Victoriana. Por consiguiente, con la popularidad ya consolidada de ambos personajes, pareciera que Lolita y Alicia fueron confundidas y/o fundidas en el manga de Shinji Wada, y en otros que serán creados posteriormente.

Clarice: ¿La (proto)loli japonesa?

Si bien el personaje creado por Carroll era muy querido en Japón, con el paso del tiempo, los nipones creyeron que había llegado el momento de tener su propia Alicia. En ese contexto, Hayao Miyazaki estrena Lupin III: el Castillo de Cagliosto en 1979. Clarice, la protagonista de esta historia e hija del duque del reino de Cagliosto, encarnaba el modelo (o arquetipo) de la princesa en apuros que ha de ser salvada por un caballero/príncipe de noble corazón (el famoso ladrón Arsenio Lupin III). La futura duquesa se volvió tan popular que muchos de sus fanáticos produjeron varias obras ficcionales donde fue retratada como una hada mágica salida de un cuento de fantasía nipón. Es por esta razón que, no sin polémica, Clarice a sido catalogada como el primer personaje netamente japonés cuyos caracteres (inocencia y/o ternura, por ejemplo) inspiraron la creación de la lolita nipona

Clarice en escenas de Lupin III: el Castillo de Cagliosto (1979)


Ilustración de Naomi. Fuente: koratai

Lolicon y las leyes de obscenidad

Patrick Galbraith, abogado y experto en Antropología cultural, sostiene que la ley de obscenidad en Japón se basa en una premisa vaga:

“…es obsceno lo que produce una sensación de vergüenza en una persona japonesa ‘normal’ que encuentra, en público, una imagen o texto cuya intención o efecto principal es estimular el deseo sexual”.

El origen de este decreto respondería a la promulgación del Artículo 175 del Código Penal japonés de 1907, el cual surgió como respuesta a la mala imagen que el país nipón tenía frente a las naciones occidentales que lo empezaban a juzgar como un poder asiático emergente, pero “primitivo” por mantener ciertas costumbres “inmorales” en el plano de la sexualidad. En base a este código, la representación de lo obsceno implicaba cualquier imagen que expresara contenido sexual, lo que en otras palabras estaba prohibiendo el dibujo de órganos sexuales «realistas».

La conexión entre la obscenidad y la representación realista de los genitales se codificó en 1918, cuando los tribunales dictaminaron que el área púbica no necesitaba estar oculta, pero que no debía mostrar detalles anatómicos que llamaran la atención del espectador. Fue así como la prohibición del vello púbico fomentó entre los mangakas del Lolicon la idea de usar personajes femeninos que parecían (o eran) prepúberes o que se habían afeitado la pubis.

Izquierda a derecha: Manga Cybele (1975). Ilustraciones manga de chicas sin vello púbico

Lolicon en el manga y anime

Hideo Azuma, más conocido como “el padre del Lolicon”, creó una historieta titulada Cybele, la cual presentaba imágenes eróticas y paródicas de personajes de dibujos animados. Si bien esta obra está registrada en 1975, los trabajos de Hideo se volverán populares a fines de los 70.

El apogeo del manga y anime Lolicon llegaría a principios de la década del ochenta, gracias a la aparición de revistas y demás publicaciones —tanto profesionales como aficionadas— como Lemon People (1981) y Manga Burikko (1982).

En 1983, la compañía Enix lanza el primer juego erótico conocido como Síndrome Lolita. Un año después, el estudio Wonder Kids produce las primeras OVAs pornográficas, tituladas Anime Lolita, cuyo enfoque principal es el sexo con menores, la violación y /o esclavitud de sus protagonistas.

Lolicon y shōjo

Para Masuko Honda, investigador de la cultura de chicas japonesas, shōjo es una ilusión de belleza, algo que no tiene forma o realidad. Algo que no es necesariamente masculino o femenino, pero si un género distinto. Este término se usó por primera vez para describir una de las ilustraciones de chicas que aparecieron en la edición de febrero de 1983 de la revista Manga Burikko. Ese mismo año, se popularizó una estética caracterizada por líneas de dibujo redondas y suaves que reflejaban no solo la influencia de Azuma Hideo, sino también la de varias mangakas del shōjo que habían sido convocadas por los mangakas masculinos para que diseñen (y les enseñen a diseñar) a sus personajes Lolicon con dicho estilo “femenino”.

Lolicon: ¿el arte subliminal de la pedofilia japonesa?

Personaje diseñado al estilo shōjo en Manga Burikko (1985)

Lolicon en la era de la burbuja económica

La década de los ochenta será la época dorada del Lolicon, ya que coincide con el boom económico producido por la industria inmobiliaria y el consumo de medios de masas. En esta década, muchos jóvenes japoneses empezaron a ver programas de anime dirigidos a chicas jóvenes en busca de ídolos, y los creadores de estos exacerbaron ese deseo para aumentar su rating y ganancias. El investigador Shunsuke Serizawa sostiene que este deseo fanático por estos personajes pudo deberse a que en el imaginario japonés las niñas exceden en inocencia; las chicas jóvenes, en ternura, y ambas se convierten en imágenes idealizadas del eros.

Pronto, la popularidad del Lolicon se volvió tan grande que empezó a desplazar a la fotografía erótica. Prueba de esto es cómo un lector de la prefectura de Yamagata (Eguchi Shigeki) escribe a la revista Manga Burikko que prefiere ver en sus ediciones un erotismo “ligero” a representaciones “grotescas”. Las quejas continuaron hasta que, finalmente, en 1983 la revista cede a su demanda y eliminó aparentemente las fotografías de sus nuevos ejemplares.

Lolicon: ¿el arte subliminal de la pedofilia japonesa?

Fofografía erótica vs ilustración Lolicon en Manga Burikko (1983)

Loliconeros en los ochentas hasta la actualidad

El caso de Tsutomu Miyazaki

Un evento que influyó en que los fanáticos del Lolicon empezáran a ser vistos como potenciales pederastas sucedió en 1989, cuando la prensa nipona dio a conocer el caso de Tsutomu Miyazaki, un joven de 27 años que fue arrestado por violar y asesinar a cuatro niñas —entre las edades de cuatro y siete años—, y al que se le confiscó varios animes de este subgénero.

Lolicon: ¿el arte subliminal de la pedofilia japonesa?

Tsutomu Miyazaki y sus víctimas

Lolicon, patriarcado y capitalismo japonés

“…en Japón el sexo se ha mercantilizado en un grado extremo, y el eros improductivo del shōjo no ha escapado a esa mercantilización debido a que simboliza ‘un objeto total, el objeto de juego’ que puede usarse y desecharse”.

De acuerdo con esta cita de Younker, a muchos hombres no les molestaría la idea de tener o fantasear con una mujer mucho más joven que ellos, dado que así pueden satisfacer el deseo de tener sexo sin resistencia o sin tener que afrontar los problemas propios de una relación adulta madura con el género opuesto.

La investigadora sostiene que este exacerbado consumo del Lolicon se debería a que, dado que los hombres con perfil otaku son marginados por ser considerados improductivos para la sociedad capitalista nipona, invierten más en sus hobbies virtuales que en sus relaciones humanas. Sumado a esto, puede que no se sientan capaces de desenvolverse en medio de los cambios políticos, económicos y sociales que ha sufrido la feminidad japonesa actual, y por ende pueden sentirse decepcionados y hasta asustados de vincularse con mujeres “reales” que, a diferencia de sus antecesoras obligadas a asumir los roles tradicionales asignados a su género (roles como la «sabia esposa y buena madre»), no están dispuestas a estar a su disposición o servicio.

Un ejemplo de cómo se ha elevado la popularidad del Lolicon como objeto de juego es el caso de Shinobu Proyect, un videojuego creado por fans para fans, donde los usuarios pueden interactuar con Shinobu Oshino, la protagonista de Monogatari series. El juego permite convivir con la chica virtual a fin de acariciarla, darle de comer, vestirla y pasar juntos una linda tarde.

Loliconeros y su amor a las Lolis Waifus

Existen una tendencia entre los fans del Lolicon en ver a su Loli favorita como su Waifu. Como sostiene Gerardo Ariel Del Vigo, Licenciado en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires, dentro de la subcultura Otaku, el término Waifu refiere a la relación o el título que se le otorga a un personaje de un anime, manga, serie o videojuego que es considerado por un fan como su “esposa”, o “esposo” (pues el uso del sintagma waifu no siempre es asociado a un personaje estrictamente femenino, es decir, la waifu podría ser un “trapito”: un chico que se trasviste y actúa como chica hasta que su verdadera identidad genérica es descubierta). Asimismo, señala cómo funciona la dinámica de esta “relación amorosa” entre el fan (loliconero) y su waifu:

Amor y afecto, el objeto principal del waifuismo se centra en la premisa del amor romántico, entendiéndolo en una doble dimensión: aquella que sustituye al amor religioso como cénit de la pureza; y aquel capaz de sortear cualquier obstáculo que se presente, llegando a un estadío de felicidad […]. Asi mismo, ésta esperanza en el amor como estado puro e incondicional, cuasi sólido, se pone de manifiesto en la relación fan-objeto cultural. Es decir, esas demostraciones de afecto permanente y en diferentes soportes […] De esta manera, el o la waifuista trata de conseguir todo el merchandising referente a su waifu, con el fin de completar su relación pura de comunión. En caso de no poder llenar esa falta, comienza la producción de fanart y demás trabajos derivados. Un fan, no solo tiene que gustarle el personaje, debe apoyarlo y estar comprometido en todo momento, querer siempre más. Se trata de tener una experiencia, en lo posible 24/7 que permita manifestar un sentido de pertenencia ya sea en la realidad real o en la realidad virtual.

A partir de la extensa cita anterior, se entiende que los Loliconeros que aman a sus Lolis como si fueran sus Waifus, es decir, como esposas que expresan un amor puro e incondicional, sienten el deber de tener que conseguir todo el merchaindaising asociado a dicho personaje, así como de demostrarle en la vida real (eventos Otaku, reunión con grupo de pares) y virtual (foros, páginas otaku o de difusión de amor Waifu, etc.) dicho amor fiel correspondido. Esta es la razón por la que no es de sorprender que sus espacios o recintos personales funcionen como una macroexpresión «merchaindainsística» de dicho amor por sus Lolis-Waifus favoritas.

Loliconeros y el deseo de feminidad

De acuerdo a Galbraith, desde mediados de la década del ochenta, muchos fanáticos del Lolicon se distinguen de sus antecesores en que no sentían que necesitaban un órgano sexual masculino para sentir placer, sino el éxtasis de la Loli, ya que es en el momento en que se identifican con la víctima en el que quedan atrapados en un placer masoquista. Un ejemplo de esto es el caso de un mangaka Lolicon que declaró que se identificaba con su personaje creado; no obstante, afirmó que no lo hacía porque tuviera algún fetiche, sino porque le permitía reexperimentar la sensación de haberse sentido violado por la sociedad japonesa, e incluso por el mundo. Akagi Akari sostiene que esta proyección se debería a que

“…el deseo que sentían muchos fanáticos del Lolicon por las imágenes bidimensionales no era por las niñas en sí mismas, sino más bien porque simbolizaban la máxima expresión de la feminidad japonesa, es decir, la ternura”.

En base a esta perspectiva, el Lolicon podría funcionar como una forma de autoexpresión para aquellos oprimidos por los principios de la sociedad competitiva masculina que se mantienen vigentes en el Japón contemporáneo. En otras palabras, expresaría el rechazo de los japoneses a la necesidad de establecerse como masculinos para, en su lugar, apostar por una identificación con la “bondad y amor” del shōjo; es decir, una identificación con sentimientos y valores que les son vedados por ser “hombres”. En ese sentido, Sharon Kinsella, profesora de Cultura visual japonesa en la Universidad de Manchester, sostiene que muchos fanáticos se apropian o proyectan en las Lolis para poder acceder a una identidad de género inestable. Esto es, a una identidad masculina que, no obstante, muestra signos de feminidad.

Aoi Hyōdō, personaje masculino del anime shoujo Kaichou Wa Maid-Sama. Tiene rasgos femeninos y gusta travestirse de chica porque se ve «linda».

Conclusión

A partir de este artículo que trata el origen, evolución y vigencia del Lolicon, podemos constatar que va mucho más allá de ser interpretado como una representación visual de la pedofilia y pederastía infantil. En ese contexto, una lectura interesante fue la que propone que el Lolicon ha pasado de ser una expresión de (tradicional y vigente) masculinidad a una de (inestable y aparente) feminidad. No obstante, si bien esta no sería la única manera de acercarse a la amplia gama de imágenes y lecturas que suscita dicho fenómeno, resalta la complejidad del contenido visual y sus usos para la negación o transgresión de los roles de género en el Japón contemporáneo.

Lolicon: ¿el arte subliminal de la pedofilia japonesa?

Notas:

1. En este trabajo nos hemos fijado en el fenómeno Lolicon desde una perpectiva masculina, dado que un buen porcentaje de su fandom es de este género. No obstante, no se descarta trabajar a futuro un artículo basado en las percepciones de las fans Loliconeras.

2. La imagen de portada de este artículo pertenece a la cancion «It Girl», de Pharrell Williams, quien ha sido objeto de crítica por tener entre las protagonistas de dicho single a un personaje animado que bien puede ser una Loli que insinúa el gusto Lolicon. 

3. Se realizó la autocensura de imágenes de niñas desnudas por respeto a los lectores que podrían considerarlas como innecesariamente morbosas. Para ver las originales, revisar el texto de Patrick Galbraith reseñado en las fuentes.

¿Te gustó este artículo? Puedes consultar las fuentes aquí:

Texto web original (escrito por la autora de este artículo) sobre el Lolicon: https://liberoamerica.com/2018/07/18/lolicon-una-aproximacion-cultural-y-de-genero-a-la-pornografia-infantil-japonesa/

Del Vigo, Gerardo Ariel. «LOVE OF MY WIFE Waifuismo, hiperrealidad y fanatismo 360.»

F YEAH LOLITA. A Lolita Fashion & Lifestyle Blog

GALBRAITH, Patrick W. “Lolicon: The Reality of Virtual Child Pornography in Japan
Image and Narrative”. Vol 12, No 83119 (2011).

Why is Lolita called “Lolita”? Does Lolita Fashion have anything to do with Nabokov? Consulta: viernes 28 de febrero de 2020. http://www.fyeahlolita.com/2013/11/

YOUNKER, Terasa. “Lolita: Dreaming, Despairing, Defying”. New York University,2011.

https://koratai.com/literatura-japonesa/naomi-junichiro-tanizaki

Elizabeth Pelaez

Literata amante del misticismo, la tradición y la cultura popular japonesa. Sus intereses son el shojo, el seinen y cualquier anime o manga que lleve a alguna reflexión de vida.

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