Ping Pong the Animation: No importa cuanto te esfuerces, déjalo si no tienes talento
Una obra magnífica de Masaaki Yuasa que se transmite múltiples mensajes de vida a través del golpe de una raqueta.
En el año 2014, llega a las pantallas de televisión japonesas una de las mejores series del género spokon de la historia. El autor es el director de The Tatami Galaxy, Devilman Crybaby, Kaiba, entre otros excelentes animes. Como es costumbre, Yuasa cuenta la historia de una manera bastante particular, en esta ocasión nos propone: animaciones y dibujos dinámicos en los que destaca el movimiento y la percepción de cámara; una edición trepidante, creativa y divertida; y un fuerte mensaje, o en el caso de Ping Pong muchos, los cuales te dejan reflexionando bastante sobre tu vida y cómo la afrontas.
Evidentemente, la temática de la serie es el ping pong. Se plantea un escenario típico de preparatoria, en el que los personajes se enfrentan los unos a los otros en los campeonatos interescolares. Sin embargo, el deporte tiene un significado distinto para cada uno de los jóvenes. Todos los atletas y demás personas involucradas en la narrativa tienen una enseñanza. Se preguntan constantemente: “para quién y por qué juegan al ping pong”. Es exactamente esta interrogante la que articula todo el sentido de la narrativa. Repasemos las respuestas que nos dan los personajes.
Makoto Tsukimoto
“Smile” es uno de los dos protagonistas de la serie. Extremadamente introvertido, altamente inexpresivo, parece incluso que su apodo es una metáfora irónica respecto a su personalidad. En su infancia sufría bastante de acoso escolar, por lo cual, desde pequeño ha sido también apodado robot, como burla hacia su falta de emociones, y ya de más grande, en referencia a su talento nato: al jugar es una auténtica máquina. No obstante, como Smile dice en una ocasión, a pesar de que no parezca, él sí tiene emociones, pues siente como cualquier humano, y aunque el ping pong ya no le resulte tan divertido, se encuentra a la espera de que un “héroe” lo rescate de su desgracia. Un héroe que le recuerde lo divertido que es jugar. El símbolo de Smile es la luna (Tsuki), la cual no brilla por si sola, necesita reflejar la luz de su salvador.
Kong Wenge
“China” llega a Japón tras ser expulsado de su equipo. Es una gigantesca estrella del deporte y está en Japón para saltar a la fama. Es individualista, se aliena a sí mismo de resto por su complejo de superioridad. Con el pasar de los capítulos, se convierte en una suerte de mentor para su equipo, ayudándolos a mejorar. En su último partido, pierde de manera contundente y ve cómo sus sueños de regresar a China se desvanecen. Sin embargo, el personaje chino ha transformado completamente su personalidad para este punto. Cuando uno de sus pupilos le pregunta que, si es que entrenando duro podría jugar como Smile, China replica de manera compasiva que tal vez cuente con un talento oculto. Antes, probablemente hubiese respondido de manera mucho menos amigable. Puede que Kong perdiera el avión, pero ahora tiene una familia.
Yutaka Hoshino
“Peco” es el segundo ultra talentoso protagonista y el catalizador de la evolución de todos los demás personajes. Es el bien llamado héroe que quiere hacerles recordar a todos que el ping pong no se trata de aplastar al oponente, limpiar una tachada reputación familiar, regresar a tu país de origen, vengarte de tu archienemigo, convertir al deporte en un negocio o proyectar tus remordimientos pasados sobre tus aprendices; sino que se trata, aunque la frase parezca algo cliché, de DIVERTIRSE. Peco también nos demuestra que el talento es crucial para el éxito, pero si no se combina con dedicación, resulta insignificante. Hoshino (apellido cuya primera parte significa estrella) demuestra, luego de una fuerte crisis depresiva, que jugar al ping pong es diversión, pero que cada uno tiene un motivo diferente para hacerlo. Entonces, allí estará la estrella: el héroe listo para guiar al resto.
Si amas algo, déjalo ir
El último personaje, y el más interesante en mi opinión, es Manabu Sakuma “Demonio”. Desde pequeño estuvo fascinado por el ping pong, aunque nunca logró vencer al héroe Peco. Desarrolló una obsesión con el deporte y trabajó arduamente para tratar de vencer a su rival, pero nunca lo consiguió realmente. Sakuma descubre que no importa qué tanto entrene, es imposible para una persona sin talento ser la estrella. Como con todo en la vida, si amas algo, déjalo ir. Es así como el demonio encuentra finalmente la felicidad, abandonando el ping pong y siendo libre de una vez por todas.