Animatissimo x Ghibli, un viento fenomenal

 Animatissimo x Ghibli, un  viento fenomenal

Los fenómenos, esas personas, criaturas o hechos que nos maravillan, nos atemorizan, nos sorprenden o nos conmueven. Hay fenómenos cósmicos y fenómenos de la naturaleza que, aunque no sean personas, muchas veces nos enseñan a ser más humanos; así como también hay personas que son fenómenos en su campo, sea este las ciencias, las artes o hasta el deporte rey. Puedes tener todo tipo de reacción frente a un fenómeno, excepto la indiferencia. En el caso de Animatissimo y sus conciertos “Kaze no Rondo” (Rondó del viento) dedicados al Studio Ghibli llevados a cabo en el Teatro Nacional el 26 y 27 de noviembre pasado, fueron un fenómeno desde el momento en que se agotaron las entradas en tiempo récord hasta que los ecos del último aplauso terminaron de resonar en las alturas del Teatro Nacional.

Lo que el viento se llevó

Los fenómenos se manifiestan en los momentos menos pensados. En cuestión de horas todo puede cambiar, como si el viento hiciera volar las hojas sueltas de un libro de historia. Aun así, los fanáticos locales de las películas de Ghibli en general, o de Animatissimo en particular, no podían haber previsto que las entradas de Kaze no Rondo se agotarían en cuestión de horas. Luego, cuando se amplió a una segunda presentación, e incluso una tercera, y otra vez las entradas desaparecieron a velocidad de huracán no quedaba duda que estábamos ante la presencia de un fenómeno. 

Muchos intentaron explicar las razones de tamaña rapidez del público por agotar las entradas de Kaze no rondo hasta llevarlos a un tercer tiempo. ¿Fue el poder de la magia de las películas de Ghibli? ¿ Fue el influjo de la música compuesta por ese fenómeno que se hace llamar Joe Hisaishi? ¿ O acaso fue el reconocimiento a Animatissimo y sus más de 10 años de presencia artística en la escena local?

Como sucede ante cada fenómeno, los expertos buscan explicar las razones. En el caso de Kaze no rondo incluso la prensa local se puso a investigar. Mientras no se pongan de acuerdo cada quien es libre de escoger sus respuestas, o a lo mejor, la verdad está flotando en el viento.

La presencia de ilustraciones referentes a la obra de Ghibli realizadas por artistas locales fue un gran detalle que encantó al público asistente al concierto

Sonrisas y lágrimas

Tal vez quienes pueden explicar mejor lo sucedido en las jornadas del 26 y 27 de noviembre son los afortunados que pudieron ingresar al Teatro Nacional para asistir a Kaze no Rondo. Ellos fueron los testigos presenciales de un espectáculo irrepetible en escena y del cual también formaron parte con sus reacciones. Hubo aplausos, ovaciones, brazos alzados, risas, asombros contenidos, y también hubo muchas lágrimas derramadas y contenidas. Incluso un medio local describió el evento como “un concierto de sollozos”.

Pero las lágrimas o los sollozos no necesariamente implican tristeza, uno puede llorar de felicidad por ejemplo. Kaze no rondo fue conmovedor por muchas razones, empezando por las emotivas composiciones de Joe Hisaishi, las cuales pueden producirte un llevarte por un viaje emocional, incluso aunque nunca hayas visto ni una película de Ghibli. La música una vez más le gana a la palabra para convertirse en el lenguaje universal de la humanidad, y nos hermana al momento de compartir ideas, emociones y sentimientos.

Kaze no rondo no fue “solamente” música, (con mayúsculas en este caso: MÚSICA). Además, tuvo una puesta en escena, una historia, una protagonista, un guion; fue como ver una historia de Ghibli fuera de la pantalla en vivo y en directo ante el asombro de los sorprendidos espectadores. El encanto y la magia que presentó Animatissimo con su majestuosa música sinfónica, su sencillez en la producción de su puesta en escena y su significativo guion fueron una combinación que capturó los corazones de los espectadores como si de una producción de Ghibli se tratara. Fue el otro fenómeno de esta narración.

Lo grande y lo pequeño

Kaze no rondo nos cuenta una historia, y es un mensaje que nos toca a todos. Hay una joven que está a punto de emprender el viaje a la adultez.  Es el adiós definitivo a la juventud y a los últimos efluvios de la mágica niñez. Está de pie sola en el escenario con su maleta lista, es hora de partir. En eso las luces se apagan, cuando se encienden, la joven despierta convertida en niña y la música aparece tan grande como la orquesta Animatissimo o las imágenes que hacen brillar de colores el fondo del escenario.

La niña (Kaze) está ante un mundo desconocido, enorme, majestuoso, es un mundo donde la naturaleza es enorme, donde los niños son protagonistas, donde la música es sentimiento, magia y divinidad, es el mundo de Ghibli. No queda mas que maravillarse. La niña se ve pequeña ante tremenda presencia. Todos nos sentimos pequeños. Es una escena muy poderosa.

El viaje de Kaze (Lola Santillana)
Animatissimo en pleno y toda la magia de Ghibli al fondo

Un mundo para Ghibli

A lo largo de la puesta en escena Kaze va descubriendo a través de elementos mínimos pero significativos los componentes que forman parte del mundo de Ghibli: un muñeco de Totoro, la máscara de la princesa Mononoke, una efigie del “sin rostro” de El viaje de Chihiro, etc  Mientras tanto, Animatissimo, convertido en una caja musical gigante, iba haciendo brotar al viento  algunos de los temas más destacados de las joyas animadas de Hayao Miyazaki como Nausicaä, Ponyo, Mononoke Hime , El castillo ambulante, y, en menor número, del desaparecido Isao Takahata como La tumba de las luciérnagas (la única del espectáculo cuya música fue compuesta por Michio Mamiya) .

No hubo un coro, pero con una participación vocal mezzo-soprano en el tema principal de Mononoke Hime basto y sobró para compensar esa ausencia. De otro lado el tema del carrusel de la vida de El Castillo Ambulante contó con la destacada participación de una pareja de bailarines. Ese momento fue como revivir un pasado reciente.

Al final, una vez que el viento de Kaze no Rondo dejó de soplar, los aplausos y aclamaciones estallaron como un huracán que liberó las emociones generadas a lo largo del espectáculo.  

El baile del carrusel de la vida del «Castillo Ambulante», romanticismo puro en escena.
♪To- To- To – To to ro ♫
Una lluvia de aplausos
El elenco de «Kaze no Rondo»: los bailarines Ignacio Diaz, Flavia Lossio. La actriz y guionista Lola Santillana y la soprano Josefina Brivio rodean al director Gabriel Vizcarra.

La máquina del tiempo

Kaze no Rondo nos habla del adiós definitivo a la niñez. Kaze está a punto de cruzar el punto de no retorno y abandonar su último rezago de niña que aún queda en ella para convertirse en una adulta hecha y derecha. Pero a último momento tiene una oportunidad final para regresar a ser niña para despedirse de ese mundo infantil que tanta relación tiene con el de Ghibli encarnado sobre todo en la figura de Totoro.

Pero nosotros también regresamos. Al momento en que las composiciones de Hisaishi (y Mamiya) empiezan a sonar nos trasladamos al pasado, al momento en que las escuchamos por primera vez, sin duda frente a una pantalla viendo una película de Ghibli. Volvemos a nuestra juventud o niñez, revivimos sentimientos y momentos perdidos. La música es la verdadera máquina del tiempo.

Los años maravillosos

El adiós a la niñez es algo que todos debemos hacer, es el adiós a la inocencia, la magia, los ideales y la sinceridad que todo niño tiene. Todo eso lo vamos perdiendo a lo largo de la adolescencia y juventud para podernos convertir en adultos. Bien mirado, es un drama por el que vale la pena llorar.

Y Ghibli entendió muy bien la importancia de la niñez. Casi siempre puso niñas y adolescentes como protagonistas, personajes idealistas, sinceros, dispuestos a darlo todo por sus seres queridos. Enfrentados a los villanos, en su mayor parte adultos materialistas, corruptos y egoístas.

La paradoja es que, si todos los niños tarde o temprano se convertirán en adultos, entonces los héroes están condenados a convertirse en villanos de acuerdo a la visión Ghibli. Es sólo cuestión de tiempo para que el héroe se convierta en lo que juró combatir.

¿O no? ¿Acaso es posible mantener esa esencia de niño a pesar de todos los años que nos caigan encima?

Creo que la respuesta a esa pregunta está en otro niño que es el gran protagonista de esta historia, me estoy refiriendo a Gabriel Vizcarra, el director de Animatissimo.

El fenómeno del niño

Hace muchos años había un niño que tuvo un sueño, poder tocar sinfónicamente la música de los animes y los videojuegos que alegraban su vida. Todos los niños hemos tenido sueños, la diferencia es que no todos los concretan. En el caso de Gabriel Vizcarra, siempre persiguió su sueño hasta que lo hizo realidad. Cuando apareció Animatissimo hace 12 años, el sueño se convirtió empezó a hacer realidad sus sueños a lo grande.

En una reciente entrevista en la revista Somos, el director de Animatissimo es presentado como: «Gabriel Vizcarra (38)». Curioso, porque es uno de los pocos entrevistados, en toda la revista, al que mencionan su edad. Parece necesario destacar ese dato porque su apariencia no refleja la edad que tiene, incluso 12 años después de fundar Animatissimo parece no haber envejecido nada. Aún conserva ese aspecto juvenil, casi infantil propio de todos los que no han perdido contacto con su niño interior y aún creen en los ideales de que otro mundo es posible a través del arte.

Una mano en el corazón y la otra extendida hacia la orquesta.

Que venga el director

Y ese día que dirigía el Kaze no rondo Gabriel Vizcarra se veía desde arriba como un niño, un niño tamaño familiar, disfrutando tocar su caja de música gigante humana que es la orquesta Animatissimo. Sus manos, brazos, gestos y hasta sus cabellos ondulaban marcando los tiempos y las intensidades. Luego cuando animó al público y celebró la presencia de los otakus, su voz tenía la calidez de un infante emocionado.

Al momento del aplauso final Gabriel Vizcarra mostró la mas amplia de las sonrisas y en ese momento era como un auténtico Totoro al que todos queríamos felicitar y deseamos poder estirar los brazos como Kamaji de El viaje de Chihiro para darle un abrazo a la distancia.

Pero Gabriel Vizcarra nos tenía una última sorpresa y fue cuando hizo entrar a la productora Claudia Manrique y por un momento parecía que estábamos a punto de verlos dar un paso más allá en su vida como pareja. Y esa fue la sorpresa: el único paso más allá que dieron fue al momento de acercarse al público a recibir otra ovación con el elenco.

Parecía una pedida de una unión futura, pero sólo fue la previa antes del saludo final

Animatissimo, alas y buen viento

Kaze no rondo fue un fenómeno inolvidable que perdurará en las retinas y los corazones de los asistentes por mucho tiempo y nos deja preguntando que sorpresas nos traerá Animatissimo en el futuro. Esperamos que continúen con el viento a favor, que sepan soportar las corrientes en contra y que eviten dejarse llevar por los ciclones emocionales.

Por lo pronto su futuro parece ser tan grande como la naturaleza, sin perder de vista la magia del mundo pequeño. Hayao Miyazaki estaría orgulloso.

Gustavo Guevara (Megus)

Gustavo Guevara (Megus) . @hablamegus Es un escritor amante del manga, anime, música, videojuegos y películas retro. Coleeciona revistas antiguas. Tiene un blog dedicado a subir articulos e imágenes sobre el Perú en los años 80s y 90s https://www.facebook.com/perutreinta

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