Escaflowne: aventura y romance en un mundo místico

 Escaflowne: aventura y romance en un mundo místico

La Tierra y la Luna se pueden ver juntas en el cielo nocturno de Gaea, un mundo medieval donde los guerreros pelean a bordo de mechas llamados Guymelefs. Hitomi, una estudiante japonesa, es transportada a dicho mundo tras conocer al príncipe Van, junto al cual se involucra en una guerra iniciada por el Imperio Zaibach. Una guerra que develará más de un secreto sobre Hitomi, Gaea y el singular Guymelef de Van: Escaflowne.

Tenkū no Escaflowne es una serie anime de 26 episodios que se emitió en 1996 y fue producida por el emblemático estudio Sunrise. En su trama conviven la fantasía épica y el mecha, pero también el romance, la aventura y el isekai, varios años antes de que este último género se volviera tan popular dentro del anime. Todo esto desde un enfoque más cercano a lo que podríamos relacionar con el manga shōjo clásico. Una serie tan particular como la historia detrás de su creación.

Hitomi, la chica de la Luna Fantasma

La historia de Tenkū no Escaflowne gira en torno a un poderoso motivo que está presente en cada capítulo: el destino. Nuestra protagonista, Hitomi Kanzaki, es una chica de 15 años, enérgica, atlética y con una peculiar afición por el esoterismo. Sabe leer las cartas del tarot y, además, posee un misterioso dije que heredó de su abuela, con el cual se pueden contar los segundos de manera exacta al balancearlo con una cadena.

Una vez en Gaea y sin conocer la forma de volver a la Tierra, Hitomi se da con la sorpresa de que sus habilidades para adivinar el futuro se encuentran ahora en un nivel, incluso, inquietante. Ella es capaz, directamente, de tener visiones que le advierten sobre lo que ocurrirá con las personas que conoce. Con estas habilidades, además, puede identificar la posición de los Guymelefs invisibles que usa el Imperio Zaibach. Esto le permite ayudar a Van cuando el joven espadachín debe combatir al mando de Escaflowne.

Los misterios de Gaea y Escaflowne

A su vez, Van Slanzar de Fanel es el joven heredero al trono de Fanelia, en Gaea. Para volverse rey, Van, con ayuda de Hitomi, consigue un Drag-Energist, una especie de gema con la cual logra activar a Escaflowne. Este es un Guymelef con la habilidad de convertirse en dragón y que está destinado al gobernante de Fanelia. Sin embargo, el Imperio Zaibach, que busca apoderarse del mecha, lanza un ataque sorpresa contra el reino y tanto Van como Hitomi se ven obligados a escapar.

De esta manera, comienza el viaje de Hitomi y Van por distintas regiones de Gaea. En el camino, conocerán a personajes como Allen Schezar. Él es un caballero del reino de Asturia, por quien Hitomi se siente atraída pues le recuerda al chico que le gustaba en la escuela. Pero además de distintos aliados, también se verán las caras con las fuerzas de Zaibach, lideradas por los principales siervos del emperador Dornkirk: el estratega Folken y el despiadado guerrero Dilandau.

Uno de los aspectos más interesantes de la serie es ir descubriendo cómo todos estos personajes se encuentran conectados entre sí y con el origen de Gaea. Cada capítulo de Tenkū no Escaflowne comienza con una carta del tarot, que nos ofrece pistas sobre lo que ocurrirá en el mismo y nos habla de la importancia que tiene el destino para la historia. Un destino que parece unir a estos personajes y conducirlos hacia un final… ¿inevitable?

Shōji Kawamori y el origen de Escaflowne

La idea original de Tenkū no Escaflowne pertenece a Shōji Kawamori, multifacético creador cuyo nombre ocupa un lugar importante en la historia del anime. Esto, sobre todo, a raíz de una de sus obras más exitosas: Chō Jikū Yōsai Macross (Super Dimension Fortress Macross), serie animada de 1982. Años antes, Kawamori también participó en el diseño de la línea de juguetes Diaclone, que sirvió de base para lo que luego sería Transformers.

Dibujante, diseñador de mechas, guionista y artista visual, Shōji Kawamori ya poseía un prestigio ganado en la industria cuando tuvo la idea para Tenkū no Escaflowne, nombre que se traduce literalmente como “Escaflowne del cielo”. La serie también se conoce como The Vision of Escaflowne (La visión de Escaflowne), un título que alude a ese clima de misticismo y magia presente en la historia. No por nada, su concepción tuvo origen a partir de un viaje que Kawamori hizo a Nepal y del que volvería con una propuesta distinta a lo visto en sus anteriores trabajos.

En una entrevista publicada por el portal Full Frontal, Shōji Kawamori señala:

“Para Escaflowne, quería hacer algo diferente al anime de robots habitual. Primero, quería crear algo en un escenario diferente al espacial o militar. No había muchos animes de fantasía excepto Aura Battler Dunbine cuando comencé a pensar en ello. Quería tener un personaje principal que no pilotara el robot, así que creé a Hitomi. (…) quería que los poderes psíquicos en Escaflowne tuvieran el mismo propósito que las canciones durante las batallas en Macross, por eso las habilidades psíquicas no se usan para destruir sino para sentir”.

Hajime Yatate: la otra «mente» creativa detrás de Escaflowne

Pero Shōji Kawamori no es la única persona cuya genialidad contribuyó a dar forma a la serie. Tenkū no Escaflowne es de esos animes irrepetibles que existen gracias a la confluencia de distintos factores. Para empezar, el hecho de que el estudio responsable sea Sunrise, casa animadora fundada en 1972 y que tiene entre sus principales trabajos a la saga Gundam, una de las franquicias más importantes del anime.

Desde que Kawamori propuso el proyecto a Sunrise y Bandai Visual (otra de las productoras principales de la serie), sus ideas iniciales fueron cambiando con distintos aportes. De hecho, el crédito de la creación de Tenkū no Escaflowne pertenece tanto a él como a Hajime Yatate, seudónimo que hace referencia a un trabajo colectivo por parte del equipo de Sunrise. Cabe recordar que en la lista de producciones del estudio también figuran títulos como Cowboy Bebop, Gundam Wing, Inuyasha, Love Live!, Code Geass, Gin Tama, entre muchos otros.

El director que eligió el destino

Otro aspecto vital para el proyecto fue encontrar al director adecuado. En un inicio, el designado fue Yasuhiro Imagawa y se dice que fue él quien tuvo la idea del nombre “Escaflowne”. Algunas fuentes señalan que el mismo tiene relación con la palabra “escalation” (escalada). Así se menciona, por ejemplo, en una entrevista a Shōji Kawamori que se publicó durante los 90 en la desaparecida página Ex.org. También se habla de un probable vínculo con las leyendas artúricas, dada la similitud con Escavalon, nombre del lugar que visita el caballero Perceval en “El cuento del Grial”.

Sin embargo, Imagawa abandonó el proyecto de Tenkū no Escaflowne en una etapa temprana. Tiempo después, quien llegaría para quedarse sería el director Kazuki Akane. A él se le atribuye decisiones como el incluir más elementos de romance y bishōnen con el fin de atraer a un público más amplio. Akane ya había trabajado antes en otras producciones de Sunrise, sobre todo relacionadas con Gundam. Después de Escaflowne, dirigió proyectos como la serie televisiva Birdy the Mighty: Decode.

Música y diseños igual de épicos

Por supuesto, no se puede dejar de mencionar la calidad de la banda sonora, a cargo de la gran Yoko Kanno. Anteriormente, ella ya había hecho un trabajo notable en otra obra de Shōji Kawamori: Macross Plus. Entre sus composiciones para Escaflowne está el mismo opening de la serie, Yakusoku wa Iranai (No necesito promesas). Quien interpreta dicho tema es Maaya Sakamoto, para ese entonces, una novel artista que además brinda su voz a Hitomi. El ending, cabe señalar, es un sencillo de Hiroki Wada titulado Mystic Eyes.

Otro elemento distintivo de Escaflowne es el diseño de sus personajes, obra del también reconocido Nobuteru Yūki. En su trayectoria como diseñador figuran producciones de anime como Record of Lodoss War, Angel Cop, Cleopatra DC, Kaze no Tairiku, Gunnm, X (película de 1996), entre muchas otras.

Más allá de la aventura televisiva

Los 26 capítulos de Tenkū no Escaflowne se transmitieron entre abril y septiembre de 1996. Cuatro años después, Sunrise produciría una película titulada simplemente Escaflowne (2000), esta vez con animación del estudio Bones. La cinta es una versión alternativa de la historia y si bien contó con muchos miembros del equipo que hizo la serie (empezando por el director Kazuki Akane), la trama y conceptos de la historia presentan notables diferencias.

También existen tres versiones en manga de la historia. La primera de ellas es un shōnen con dibujos de Katsu Aki. Este se publicó entre 1994 y 1997, con conceptos anteriores a los que se usaron para el anime. La segunda, Messiah Knight: The Vision of Escaflowne, es más bien un manga shōjo de Yuzuru Yashiro que salió entre 1996 y 1997. En tercer lugar, está Escaflowne: Energist’s Memories, también del 97, que agrupa quince historias breves de distintos mangakas.

Por último, existen seis novelas ligeras que se basan en el anime, escritas por Yumiko Tsukamoto (también con créditos de Kawamori y Hajime Yatate). Asimismo, una novela ligera, aparte, que corresponde a la película, en este caso escrita por Ryota Yamaguchi.

Nostalgia de Gaea

Tenkū no Escaflowne es una serie única en su tipo. Una producción muy cuidada y de la que, en su momento, se decía que cada capítulo para televisión tenía una calidad de OVA. Es también un título en el que se combinan elementos muy diversos, logrando que estos convivan en armonía y jueguen a favor de una trama con momentos inolvidables. Un anime que, si bien no llegó a tener el impacto de otras series de los 90, sin duda pertenece a ese grupo de joyas de la animación japonesa para TV que marcaron una época.

Luis Camasca

Comunicador. Integrante del Cineclub de Lambayeque, espacio independiente de promoción del cine. Aficionado al manga y al anime.

2 Comments

  • […] personajes, guiones, sumado a la censura terminaron por arruinar muchos animes, como le sucedió a «Escaflowne». Si uno de los animes televisivos con más calidad de los 90s no pudo evitar ser destruído por la […]

  • Scaflowne esta en mi Top de series de culto y de mis imprescidibles. Esta en la línea de historias como NIER, de esas que una vez que la experimentas nunca la vas a olvidar y debes volver a ellas en algún momento de tu vida. Tuve la suerte de verla en Club Sugoi (y no la foxcaflowne), para la peli me la conseguí en DVD y poz ese final… ese final.

Leave a Reply