«La Chica a la Orilla del Mar» – Reseña manga

 «La Chica a la Orilla del Mar» – Reseña manga

ADVERTENCIA:

1. Este es un manga seinen, es decir, está diseñado para ser mostrado a un público de 18 años de edad en adelante. Por consiguiente, la redactora no se hace responsable de las imágenes eróticas y/o sexuales que aparecerán en esta reseña, dado que son indispensables para entender la historia de esta obra gráfica japonesa.

2. Las imágenes usadas para este trabajo corresponden al manga publicado por Vertical Comics (formato físico), y a páginas web con contenido manganime (blogs y redes sociales) que están referidas en la bibliografía.

3. Alerta de spoilers.

En un pueblo, hay una pequeña playa que nunca esta ocupada,

ni siquiera en medio del verano.

La uso para caminar allí, mirar las cosas.

Como viejos fuegos artificiales.

O algas.

Un sombrero golpeó la cabeza de alguien debido al viento.

Básicamente nunca encuentras los que estás buscando.

Y quizás no esperabas encontrar algo correcto desde el principio».

(La chica a la orilla del mar, traducción propia)

FICHA TÉCNICA

SINOPSIS

La Chica a la Orilla del Mar (A Girl on the Shore) relata la historia de Koume Sato y Kosuke Isobe, dos adolescentes que viven sus días de colegiales en un tranquilo pueblo costero japonés. Ambos deciden embarcarse en una relación puramente física (lo que llamamos en occidente relación de “amigos con derechos”) pero, a medida que pasa el tiempo y suceden cosas, digamos, «super densas» para chicos comunes de su edad, se darán cuenta de que dejar de lado los sentimientos resultará muy pero muy complicado.

Kosuke Isobe

AMOR, SEXO Y SIN/SENTIDO DE LA VIDA

La historia de Sato e Isobe parece decirnos que «la vida es un absurdo», postulado existencialista que nos recuerda al filósofo y escritor francés Jean Paul Sartre, o (si hacemos una analogía quizá algo forzada entre occidente y oriente), a lo postulado por el famoso escritor japonés de posguerra Ozamu Dazai, quien fue uno de los primeros en detectar cómo la juventud nipona vivirá (o mejor dicho, se verá condenada a vivir) en tiempos carentes de ideales que les den un sentido a su existencia, que les hagan creer que «la vida vale la pena vivirla». Un sinsentido que los académicos contemporáneos occidentales llamamos (no sin cierra ironía) un síntoma de estos tiempos «posmodernos».

Con estos antecedentes, y tomando en cuenta cómo la crítica japonesa contemporánea considera a Inicio Asano como «el mangaka de su generación» (de la llamada «Generación Millenial» japonesa), es interesante ver cómo en los personajes de este manga podemos leer una proyección de los carácteres y/o personalidades del mangaka, en tanto joven japonés crecido en una década complicada y convulsa para el desenvolvimiento de su juvenil generación, como fue la de los años noventa e inicios del 2000.

Aldo Panfichi y Marcel Valcárcel han estudiado las características antropológicas de los adolescentes y jóvenes latinoamericanos (especialmente peruanos) durante la década de los noventa. En ese contexto, dado que tanto el Perú como el Japón de esta década pasaron por crisis socioeconómicas que afectaron de formas similares a sus poblaciones juveniles, es pertinente utilizar sus postulados para analizar el caso de la denominada “Generación Y» japonesa, dado que muchos de los caracteres de esta generación se mantiene o incluso se han agudizado en la juventud nipona de hoy.

De acuerdo a la opinión de los académicos mencionados, la década de los noventa se caracterizó por profundas transformaciones socioeconómicas, culturales y tecnológicas, que generaron novedosas situaciones críticas, como el hecho de que los jóvenes no pudieran gozar de una estabilidad laboral que asegure su desenvolvimiento profesional y su futuro económico, o el hecho de que el pensamiento respecto de su sexualidad estuviera mucho más libre de tabúes y prejuicios. Circunstancias distintas a las que confrontaron sus padres y sus abuelos.

En ese contexto, Panfichi y Valcárcel sostienen que

[…] los discursos épicos de protesta y reivindicación de décadas anteriores pierden consistencia y densidad y son reemplazados por la revalorización de la vida misma, la individualidad llena de conflictos, violencia, incertidumbres, búsqueda de placeres para olvidar los malos momentos, y esperanza».

A partir de esta cita, podemos comprender mejor los pensamientos y acciones «hedonistas» de los protagonistas. En ese contexto, Isobe, si bien tiene sentimientos de afecto por Sato, le manifiesta de manera directa que no le importa si ella lo utiliza como un juguete (sexual). Por su parte, si bien Koume no parece en ese momento corresponder a sus sentimientos, acepta la propuesta del chico, y es así como iniciarán sus diversos encuentros en búsqueda del máximo placer.

[…] Y ya que no es posible enamorarse viviendo la fugaz y satisfactoria fantasía de la inmortalidad, entonces se dedican al desamor. […] No se entregan. No se permiten ser vulnerables. Y, en el fondo, todavía están deseando ser o atraer príncipes azules”.

Como señalan Panfichi y Valcárcel, se sugiere la contradictora relación de amor y desamor que, como la generación de Asano, viven los protagonistas. En ese contexto, es interesante que Isobe, luego de tener relaciones sexuales con Koume, comente que sabe muy bien que «el amor es una ilusión», frase a partir de la cual se entiende que es consciente de que Sato tiene sexo con él no porque lo ame sino porque «le gusta su falo», como ella misma le dijo en uno de sus encuentros. No obstante, a medida que pasa la historia vemos como Isobe en el fondo anhela que Koume se quede con él más allá del tiempo del sexo, si bien en el fondo sabe que ella se irá y volverá cuando «le dé la gana».

JUNTOS PERO DESCONECTADOS

La extraña relación entre Koume y Sato los lleva a un círculo vicioso de placer que una vez terminado deja también a los lectores una sensación de vacío/soledad. Cuando no tienen sexo, los protagonistas suelen utilizar el tiempo que están juntos aislándose en sus propios mundos (virtuales-tecnológicos): él a través de la música, ella a través del celular. Si bien existen momentos donde vemos a ambos durmiendo juntos (escenas que aportan ese toque «romántico» propio de historias adolescentes), la necesidad de evitar el tedio los motiva a hablar más de sus vidas, si bien solo cuentan lo indispensable a saber (sobre los padres, amigos, etc.), razón por la que no podemos decir que el vínculo entre ambos sea muy sólido, como si quisieran mantener cierta distancia entre sí. En este punto, el hecho de que sigan llamándose por sus apellidos es un indicador también de que no han llegado a establecer un vínculo tan cercano a nivel afectivo.

BRECHA GENERACIONAL Y GRUPO DE PARES

Las brechas generacionales son universales en el mundo moderno, en gran parte debido a la tecnología y a los rápidos avances de la globalización. Sin embargo, en Japón se ha prestado especial atención a la brecha entre los jóvenes y los mayores porque el orden social adulto japonés ha exigido un gran sacrificio personal a los que entraban en él, pidiendo de forma estereotipada a los hombres que se dedicaran a sus empresas y a las mujeres que se dedicaran a sus hijos».

(Matthews, Gordon; Bibliografía)

La brecha generacional entre los padres y los hijos ha sentado un precedente en la sociedad japonesa contemporánea. En ese contexto, si bien la presión porque los japoneses sigan con las metas y roles asignados a su edad y género es vigente, es cierto que muchos nipones han decidido oponerse/rebelarse a la misma. Es así como surgen por ejemplo los NEETS, aquellos jóvenes adultos que no trabajan ni estudian, o los hikikomori, es decir, jóvenes que decidieron no salir, o evitar salir, de sus habitaciones y, por ende, de sus propias casas (en ambos casos suelen ser mantenidos por los padres, quienes se sienten culpables de que hayan acabado apartándose del mundo de esa manera).

Por los mangas, videojuegos y la música «retro» de Isobe, deducimos que es un otaku (un fanático del manganime y productos comerciales derivados de estos), quien hasta el día de hoy sigue siendo visto como un parásito o ser despreciable en tanto improductivo en la sociedad nipona (el mismo Kashima, amigo de infancia de Sato, lo llama despectivamente «otaku» cuando tienen una discusión en la escuela). De hecho, parece que la misma Sato no quiere que nadie más sepa de su «amistad» con un tipo así (al menos al principio de la trama).

Kosuke no tiene amigos en la escuela, ni le interesa tenerlos porque considera al resto del mundo como «idiotas egoístas e hipócritas» que no valen la pena (más adelante se explicará porque piensa así). Nos enteramos que tiene un hermano mayor «ausente», por las dos camas y aparatos tecnológicos «retro» de su habitación, y que sus padres están mucho tiempo fuera de casa por sus trabajos corporativos. En un capítulo aparece el padre, quien comenta a Isobe que lo trasladarán de local laboral y ello le permitirá estar más tiempo con él, sin embargo al chico esto no parece importarle mucho (de hecho le hace una broma sarcástica sobre ello). Es así como nos enteramos que no hay un gran vínculo comunicativo entre Kosuke y sus padres. De hecho, más adelante el mismo Isobe explicará el porqué de la ausencia de su hermano y de la distancia también puesta hacia él de parte de sus progenitores.

En el caso de Sato, parece que su madre es ama de casa y el padre suele aparecer también en ciertos capítulos (su familia tiene un negocio de acupuntura). Tiene un hermano menor, y en general parece tener una familia bien constituida. Como típica adolescente, Koume no suele hablar con su madre sobre sus problemas amorosos ni amicales. No obstante, es interesante un episodio donde la protagonista le comenta a su padre que para ella no tiene sentido seguir los designios/roles que se esperan de todos si al final ello no los hará felices, mostrando de esa manera que aunque prefiere el sexo a estudiar, ya posee cierto juicio crítico sobre la sociedad japonesa contemporánea y su propia filosofía de vida en ese contexto.

Por último, es interesante como Isobe y Sato, a diferencia de otros chicos japoneses de su edad, no se sienten super presionados o preocupados al hablar sobre sus planes futuros. La joven manifiesta que no le gusta estudiar, pero que, como quiere ir a misma preparatoria/bachillerato que desea Keiko, piensa que debe poner más empeño. Por su parte, Isobe parece un chico inteligente y podría entrar a cualquier preparatoria. Sin embargo, él manifiesta que no piensa ir a ninguna (si bien más adelante vemos como cambiará de opinión por un motivo peculiar).

ADOLESCENCIA Y MORATORIA JAPONESA

La moratoria, según Panfichi y Valcárcel, es una forma de decir a los jóvenes que existe un tiempo donde hay ciertas licencias y mayores márgenes de prueba y equivocación, una suerte de mayor permisividad o vacaciones sociales, donde se espera que el joven se equivoque, pero que obtenga poco a poco los medios y capacidades para el mañana: al final se trata de construir caminos individuales que gratifiquen las expectativas de los mayores, y las propias de los jóvenes.

En el Japón contemporáneo, el «patriarcado confuciano» y su heredada estratificación y jerarquización de los roles de género siguen incentivando una mentalidad social «conservadora», razón por la que los jóvenes no tienen mucho tiempo ni opciones para poder decidir a qué carrera dedicarse con aras de vivir de ella (sin olvidar que mucha de su oferta profesional apuntan a empleos corporativos). No obstante actualmente existe, de manera indirecta o digamos disimulada, una moratoria de tipo sexual para los mismos. Esta es la razón por la cual la homosexualidad, el travestismo, o las prácticas sexuales no convencionales pueden ser pasadas por alto en esta etapa (mientras ello no genere un gran «escandalo» social, ni ponga en riesgo el futuro estudiantil de los mismos), ya que se entiende que esta es una etapa de la vida que una vez concluida debe conducir a los adolescentes a un consecuente estadio de madurez propio de la adultez.

ADOLESCENCIA y COMING-OF-AGE

En este punto, me gustaría señalar dos partes de la trama que me parece reflejan dos momentos determinantes donde los protagonistas toman decisiones que constituirán un antes y un después para su adolescencia.

En el capítulo 12, Isobe utiliza el blog de su hermano para redactar una carta virtual, como una suerte de autoexpiación y/o catarsis a través de la palabra. A través de esta, nos enteramos que el primogénito Isobe era víctima de bullying por ser «otaku» y tener cierto problema de salud, y al no poder soportar ello se habría suicidado arrojándose al mar del pueblo. Esto a su vez explica por qué los padres de Isobe ignoran o evitan hablar de este tema con él, y todos siguen con sus vidas, asumiendo los roles de padre e hijo que la sociedad japonesa espera que sostengan y asuman hasta el final (con todos los «sacrificios» y tabúes que ello implica).

Esta revelación es clave no solo porque explica el porqué de la actitud «oscura/negativa» de Isobe, sino porque nos devela cómo Asano es capaz de artícular esta trama de una forma tan magníficamente atrapante por su realismo para hablarnos de aspectos que en la sociedad japonesa siguen siendo tabués, como el suicidio (del hermano) y la depresión (que aparentemente estaría sufriendo Isobe).

El orden social adulto japonés descrito se basaba en el ideal cultural del wa (armonía interpersonal y social), que impone a los individuos la práctica del gaman (perseverancia), que consiste en la subordinación y la eliminación personal para adaptarse a los roles sociales adultos que se le asignan».

Mathews, Gordon

A partir de esta cita, entendemos, que si una persona japonesa habla sobre su depresión será mal vista socialmente, pues se asumirá que no practica la perseverancia (gaman) para luchar contra ello y seguir con su vida, como tiene que hacer todo el mundo para mantener la armonía social (wa). De acuerdo a entrevistas audiovisuales actuales de carácter antropológico, como las de Asian Boss, la reacción «más comprensiva» del japonés promedio frente a quien le confiesa algún tipo de problema mental es decir que «es solo una idea, o, ya pasará».

En base a esta reflexión, podemos entender que Isobe es consciente del rechazo de la sociedad japonesa frente a temas como estos asociados a gente marginada como los otaku o los «enfermos mentales», lo que explica porque no confía generalmente en los demás (a los que antes había llamado idiotas). Asimismo, esto repercute en que tampoco confíe lo suficiente en sus padres como parar contarles sobre sus indicios depresivos, o porqué solo le comenta a Koume (que no es ni amiga ni novia) sus «ansias de morir» pero no profundiza en ello de forma más clara, dejando a la chica confundida por no entender a qué se refiere con sus reflexiones, digamos, «filosóficas». Quizá es también por este «tabú» que los padres de Isobe prefieren guardarse lo que piensen sobre el suicidio de su hijo (para no mostrarse «débiles» frente a él), escudándose bajo el rol típico de padres supertrabajadores, lo que termina produciendo una sensación de incomunicación, soledad, falsedad y falta de unión/empatía de las que ya hablamos en un aparatado anterior.

En el capítulo 15, Koume está ansiosa por saber si Isobe irá al festival de la escuela (dado el incidente que este tuvo con Kishima) y mientras medita sobre ello decide escribir una carta a mano donde le confiesa a Isobe que después de las cosas que pasaron en los últimos meses siente que se han distanciado más, y eso la pone triste porque la ha llevado a darse cuenta de que aunque no lo entiende del todo, lo extraña mucho y quiere estar a su lado. Esta confesión nos conmueve como lectores, más aun porque Koume se ha esmerado en conseguir el CD álbum del grupo Happy End que le gusta a Izobe para ofrecérselo junto a esta carta de amor. ¡Qué detalle más romántico podía esperarse de una chica enamorada! No obstante, cuando la protagonista vaya el encuentro de su amado, se encontrará con un escenario aterrador.

ESTÉTICA MANGA: realismo, romanticismo y mono no aware

Hablar de «estética» manga puede ser problemático, dado que en la cultura japonesa no existe este concepto per se. No obstante, usaré esta terminología occidental para aludir al estilo de dibujo y otros aspectos gráficos propios de esta obra.

El estilo de dibujo de Inio Asano es muy característico y reconocible. En el caso específico de este manga, destaca su estilo, digamos, «realista», tanto en el diseño de los escenarios como de sus personajes. En ese contexto, destaca la constante y coeherente exposición de la desnudez de los protagonistas durante los diversos actos sexuales que ejecutan. Si bien para algunos lectores las poses sexuales que ejecutan los personajes no lucen realistas, considero que tomando en cuenta la juventud, el cuerpo delgado y flexible de los mismos, son verosímiles.

Respecto de los escenarios, es interesante el ya mencionado estilo realista que utiliza Asano para retratar tanto ambientes externos como internos de esta obra. Sobre el primero, destacan diversas zonas del pueblo como los vecindarios, la playa, o netamente el mar. Sobre el segundo, destacan la minuciosidad con que retrata los diversos elementos que componen por ejemplo, la habitaciones de los protagonistas, a partir de los cuales podemos comprender mejor, sus gustos y, hasta cierto punto, su personalidad. El estilo gráfico de estos ambientes es tan realista que muchas viñetas parecen fotografías convertidas en dibujo mediante alguna técnica que implique la coloración en blanco y negro, una técnica que nos recuerda a estilos pictóricos vanguardistas como el hiperrealismo o el fotorrealismo.

Otro detalle interesante que resalta en el estilo de dibujo de Asano es la lluvia. Desde una perspectiva romántico-literaria, el uso de la lluvia puede ser una proyección de los sentimientos, emociones y decisiones de los protagonistas que, como los jóvenes otakus de los noventa encerrados en un melodrama tóxico entre el deseo y la nada, están constantemente asediados por este fenómeno natural en tanto simboliza la «fatalidad, intensidad y melancolía» de sus vidas adolescentes.

A lo largo del capítulo 16, aparece una fuerte lluvia que sirve como marco estético simbólico para la expiación que Isobe busca tras sentirse responsable de la muerte de su hermano, para lo cual planea vengarlo utilizando a Misaki como chivo expiatorio; una vez logrado el objetivo, la lluvia cae sobre Isobe, mezclándose así con sus lágrimas vertidas tras lo acontecido. Otra escena donde la lluvia simboliza la «fatalidad» ocurre el capítulo 18, cuando Sato regresa triste y conmocionada de la casa de Isobe al creer que ha decido acabar como su hermano.

En Japan Talk, un sitio dedicado a esos detalles de la cultura japonesa que pueden mejorar la experiencia de un extranjero en el país, puede leerse un post en el que John Spacey comparte 50 sustantivos que el idioma japonés tiene para la lluvia, 50 formas distintas para nombrar situaciones también específicas: la lluvia que cae mientras también hay neblina, el hecho extraordinario de la lluvia que proviene de un cielo sin nubes, la primera lluvia del verano o la lluvia que nos sorprende cuando conducimos un automóvil».

Otra forma de intentar comprender el sentido de la lluvia en el manga de Asano puede ser a partir de su contextualización en la propia cultura japonesa, donde existen, como menciona la cita anterior, por lo menos 50 formas de denominarla. En ese contexto, la lluvia puede ser leída como mono no aware.

El aware o mono no aware hace referencia a la sensibilidad o capacidad de sorprenderse o conmoverse, de sentir cierta melancolía o cierta tristeza ante lo efímero, ante la vida y el amor. Es la capacidad de sentir compasión o piedad, sin influencia alguna de religiones o credos. Es un sentimiento puramente humano que va más allá de lo superficial y se centra en algo más profundo.

Japonismo (Bibliografía)

Esta cita ha intentado transmitir en nuestra idioma el concepto japonés «mono no aware». En ese contexto, me atrevo a resignificarlo (con intenciones didácticas) como «la evocación del sentimiento de belleza y/o melancolía hacia lo que acontece en un instante de la vida». Una escena del manga donde la lluvia expresa el mono no aware acontece, por ejemplo, cuando Kosuke se queda durante un tiempo inmóvil en medio de la calle y de una intensa lluvia, y no se inmuta ante ello (absorto como está en sus pensamientos). Asimismo, otra escena ligada a la lluvia que expresa este «sentimiento estético japonés» sucede cuando, una vez pasado el aguacero, Koume se queda parada en la muralla del puerto y contempla cómo el cielo se va despejando para dar paso al amanecer.

REFLEXIONES FINALES

La chica a la orilla del mar es una manga que vale la pena leer para pasar un rato de ocio agradable, puesto que además de entretenido se lee rápido y es relativamente corto en volúmenes a comparación de otros mangas populares, o, si eres académico, para darle una mirada más analítica para examinar diversos temas con los que mencioné en esta reseña (existencialismo, estética manga, coming-of-age-, etc).

Parafraseando a un académico peruano experto en comics occidentales, creo que una historieta debe ser capaz de transmitir lo que cuenta tanto a través de la escritura como de la gráfica, y, en ese contexto, me parece que Inio Asano ha logrado un equilibrio «zen» al utilizar pocos diálogos para que sus personajes nos digan lo necesario, ya que lo que nos nos dicen o no necesitan decírnoslo directamente lo captaremos a través de las imágenes y de otros recursos narrativos, como la conveniente «voz en off» que Asano coloca en momentos precisos para la trama, por ejemplo, con la letra de «Gather the Wind», canción del grupo japonés «retro» Happy End, que es aludida a lo largo de esta historia; o como las frases de carácter reflexivo/poético que aparecen al inicio del manga (a modo de paratexto), que serán nuevamente enunciadas directamente por Koume casi al finalizar el mismo.

Por último, respecto al final del manga, debo confesar que, al igual que otros lectores, no me lo esperaba. No obstante, me parece que es un final asombrosamente verosímil, después de todo, Isobe ya estaba alejándose de Koume, y cuando se encuentra por fin con «la otra chica en la orilla» es normal que las hormonas de adolescente le hagan verla como una nueva donna angelicata. En ese sentido, me gusta que Isobe haya decidido cerrar el capítulo de duelo por el hermano y salir del pueblo para buscar este nuevo amorío platónico, puesto que si bien no hay garantía de que funcione (y ello lo puede llevar a recaer en la «depresión») todo lo vivido le ha dado la suficiente madurez para comprender que «el que no arriesga, no gana».

En el caso de Koume, aclarar sus sentimientos y tomar el valor para terminar confesándoselos a Isobe, me pareció una muestra loable de su crecimiento emocional (considerando sus inseguridades, miedos e indecisiones iniciales). No obstante, cuando llega a la preparatoria y tiene un nuevo novio con el que replica su relación con Isobe (es decir, salir con él solo porque le dijo que le gusta) me quedé algo confusa, pero luego comprendí que era porque aún se sentía vacía y dispuesta a llenar esa falta con algo mientras intentaba encontrar eso que en el fondo le hacia falta, que le haría sentirse bien consigo misma, plena. Y es grato saber que finalmente encuentra esa plenitud en el mar.

Como sucede con los jóvenes japoneses de los 90 y de hoy, no hay garantía en el futuro. No sabemos si Koume y Sato encontrarán el amor que anhelan, si estudiarán y trabajarán en algo que les guste, si volverán a verse o si serán felices. El futuro se les presenta inevitablemente gris, y seguramente habrán más lluvias y tifones en el camino. Pero de lo que sí tenemos certeza es de que cada uno ha encontrado para sí pequeños atisbos de felicidad que los motiva a seguir vivos; lo que nos motiva, a su vez, a nosotros (como lectores de esta generación) a creer también que «después de la tormenta, viene la calma».

¿Dónde pueden encontrar el manga?:

Si quieren leer este genial manga, pueden conseguirlo en Ibero Librerías: @iberolibreriasoficial (página oficial de Facebook)
https://iberolibrerias.com/(página web)

¿Te gustó el artículo? Puedes consultar la bibliografía aquí:

Textos académicos

PANFICHI, Aldo, VALCÁRCEL, Marcel. Juventud: Sociedad y Cultura, 1999, prólogo s/p., Sobre jóvenes, características generales.

Mathews, Gordon. «La “brecha generacional” en Japón.» Anuario Asia-Pacífico (2008): 185-492.

Fuentes nativo-digitales

https://www.deculture.es/2014/02/resena-la-chica-la-orilla-del-mar/

https://www.beahero.gg/resena-manga-la-chica-a-la-orilla-del-mar/

https://ramenparados.com/manga/la-chica-a-la-orilla-del-mar/

https://hanagasaitayo.files.wordpress.com/2020/03/o002_214-e1583943969727.jpg?w=715

https://theartofanimation.tumblr.com/post/98538701023/amemura

https://allhailharuhi.com/2018/03/17/finding-meaning-in-a-girl-on-the-shore/

https://www.youtube.com/watch?v=Pj8s5q0wfac

https://www.youtube.com/watch?v=TF3LUaCaJHg

https://japonismo.com/blog/el-concepto-de-mono-no-aware

Elizabeth Pelaez

Literata amante del misticismo, la tradición y la cultura popular japonesa. Sus intereses son el shojo, el seinen y cualquier anime o manga que lleve a alguna reflexión de vida.

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