Mi Vecino Totoro y la estatua del bodhisattva Jizō
En «Mi vecino Totoro» aparece en más de una escena un pequeño santuario con una estatua con babero rojo. Un día de lluvia, las hermanas Satsuki y Mei le rezan para que las cobije durante la tormenta. Pero ¿quién es esta deidad?
Las estatuas Jizō son representaciones del bodhisattva Jizō (地蔵) o Ksitigarbha (地蔵菩薩), uno de los más queridos de Japón. Es tanto el guardián de los viajeros como el de los niños y la maternidad.
Se cree que Jizō cuida las almas de los niños que nunca llegaron a nacer o que murieron en edades muy tempranas. Las pequeñas almas se transportan hacia un lugar llamado «Sai no kawara» donde según las creencias populares deben ir apilando pequeñas piedras para tener una mejor siguiente vida.
Por esa razón es frecuente que los padres que han sufrido una pérdida apilen pequeñas piedras cerca del Jizō a modo de plegaria, rezando para que ayude a su hijo fallecido. También se le ofrecen gorros, chalinas rojas (para resguardarlo del frío), comida, baberos (para que no se ensucie con la comida ofrendada) y juguetes. Todas las ofrendas son de color rojo porque se cree que dicho color permite alejar a los demonios y las enfermedades.