Angel Densetsu: el pandillero más temible

 Angel Densetsu: el pandillero más temible

Una mirada suya basta para hacer temblar al oponente. Su nombre es Seiichirou Kitano y su llegada a la escuela secundaria Hekikuu es solo el inicio de Angel Densetsu. La leyenda del imparable ascenso al poder del más feroz y brutal de los delincuentes juveniles. El asunto es que toda la gente está consciente de ello, menos él.

En realidad, Seiichirou es un pan de Dios, un ángel en toda regla que no mataría una mosca. Él solo busca hacer el bien a los demás, pero todo el mundo le teme por el aspecto condenadamente diabólico de su rostro. Para remate, le cuesta mucho expresar lo que piensa. Todo esto suele detonar en una serie de enredos que terminan por ponerlo cara a cara con los líderes de distintos grupos de matones.

Seiichirou Kitano, cordero con piel de lobo.

¿Cómo se resuelven estos extraños enfrentamientos? Es ahí donde reside mucho del encanto de los dos únicos capítulos en anime que posee Angel Densetsu, una producción a la que merece la pena echarle un vistazo si te llaman la atención algunos temas presentes en otras series sobre gamberros japoneses, como la reciente y muy popular Tokyo Revengers.

Enviado del cielo

El creador de Angel Densetsu es el mangaka Norihiro Yagi, a quien tal vez ubiques por otra de sus obras: Claymore (2001-2014). En el caso del manga protagonizado por el buen Seiichirou Kitano, este se publicó entre mayo de 1992 y febrero del 2000 en la revista Monthly Shōnen Jump, de la editorial Shueisha.

Portada del primer tomo del manga Claymore, de Norihiro Yagi. Muestra a la protagonista sosteniendo una espada.
Portada del primer tomo de Claymore.
Portada del tomo 15 de Angel Densetsu, también de Norihiro Yagi. Muestra a los personajes principales, con uniforme escolar.
Tomo 15 de Angel Densetsu, de Norihiro Yagi.

En diciembre de 1996, de la mano de Toei Animation, fueron lanzados los dos capítulos en formato OVA que, hasta la fecha, son la única adaptación animada de Angel Densetsu. En conjunto, suman alrededor de 48 minutos de duración y abordan solo los primeros capítulos del manga, que cuenta con 15 tomos recopilatorios.

Una historia de gamberros

Lo que encontramos en estos dos episodios es una pequeña muestra del potencial que tiene Angel Densetsu, no solo como comedia de enredo, sino también, como el tipo de historia que parodia: manga y anime con temática yankī o furyou. Estos son términos que se usan en Japón para referirse a los delincuentes juveniles, pero que también apelan a una suerte de subcultura con elementos estéticos muy llamativos y una peculiar aura romántica.

Fotograma del anime Angel Densetsu. Muestra a un grupo de pandilleros japoneses, quienes llevan paraguas. Está lloviendo y uno de los pandilleros sostiene el paraguas del líder de la banda.
Una de las pandillas a las que se enfrenta Seiichirou en la adaptación animada.

La siguiente cita, perteneciente a un trabajo de la investigadora Marie Kim y recogida en español por Axel Preuss-Kuhne, describe el fenómeno yankī en el manga durante los años ochenta:

“Contrariamente a la forma en que se representaba al yankī en los medios de comunicación en ese momento, estos protagonistas yankī fueron representados como traviesos y rebeldes, pero carismáticos, honorables y, en última instancia, morales; a menudo se dedicaban a comportamientos delictivos y desobedecían las reglas de la escuela, pero nunca cometían delitos graves”.

Según menciona Kim, la popularidad de estas historias hizo que dicha representación del yankī se convirtiera “en un estereotipo en los medios populares japoneses posteriores a la década de 1980”.

Rebelde por accidente

Elementos típicos de esta clase de relatos, como esa tendencia a exagerar la actitud heroica y las habilidades para pelear de determinados personajes, llegando a extremos tan absurdos como épicos, están también presentes en Angel Densetsu. Esto, sin embargo, como consecuencia de situaciones que no busca el protagonista y que resultan cada vez más hilarantes.

Fotograma del anime de Angel Densetsu. Seiichirou, el protagonista, sosteniendo un tronco, mientras sonríe diabólicamente.
Nuestro protagonista, casual, en un día de clases.

Tal efecto también se logra gracias a un ingrediente adicional y muy bien implementado en esta adaptación: el terror. Tanto las imágenes como la música, sonidos y voces, logran enfatizar el miedo que sienten todos al ver a Seiichirou. Cumplen, así, su objetivo de generar incomodidad y, a la vez, unas ganas auténticas de partirse de la risa.

Cabe destacar, en ese sentido, el trabajo del equipo liderado por el director Yukio Kaizawa. Su nombre tal vez no resuene tanto como el de otros profesionales del medio, pero posee una trayectoria donde figuran títulos importantes. Entre ellos, tenemos Jigoku Sensei Nube (1996-1997), Digimon Tamers (2001-2002) y Digimon Frontier (2002-2003). Esto además de ocupar distintos cargos en varias producciones de Toei, como One Piece o Sailor Moon Crystal.

Foto del director japonés Yukio Kaizawa.
Yukio Kaizawa, director.
Imagen del anime Jigoku Sensei Nube, de 1996. El protagonista sonriendo y mostrando una mano monstruosa.
Jigoku Sensei Nube (1996).
Imagen del anime Digimon Tamers, del 2001. Los personajes junto a sus digimon.
Digimon Tamers (2001).

“Al final de un siglo inhóspito…”

En suma, se podría decir que esta adaptación de Angel Densetsu es casi una pequeña joya olvidada. Si tuviera que mencionar algo negativo de ella sería, tal vez, la resolución del segundo capítulo, un tanto menos ingeniosa que otros giros anteriores.

Lo lamentable, en realidad, es que la experiencia se limite a estos dos capítulos. Estos terminan dejándote con ganas de conocer más sobre las aventuras de Seiichirou, un protagonista con el que es fácil empatizar desde el primer segundo. Por desgracia, de nuevo, el tiempo queda demasiado corto para presentar o profundizar en otros personajes. Atención, por ejemplo, con esa escena poscréditos (sí, la tiene) del segundo capítulo…ahí lo dejo.

Primer plano de un sonriente Yuji Takehisa, personaje de Angel Densetsu. Rubio, con uniforme escolar.
Yuji Takehisa, de los contados personajes secundarios que logramos conocer un poco más.

La revoltosa nostalgia

Al igual que Angel Densetsu, existen diversas series OVA de los 80 y 90 con temática yankī. Esta figura del pandillero o pandillera japonesa (recordemos que existe un término específico para las mujeres: sukeban) es interesante de analizar, tanto por el atractivo visual de los trajes y peinados, como por determinados aspectos sociales y culturales del fenómeno.

Tenemos, por ejemplo, el hecho de que en la actualidad se hable de los mild yankī, una “variedad más suave y menos abiertamente rebelde de malhechores sociales”, según menciona el analista Harada Yōhei. Las pandillas, tal como solemos verlas retratadas en el manga y anime, hacen referencia a una realidad que pareciera ser cada vez más lejana en el tiempo para los japoneses. Este es un aspecto que, en cierto modo, se menciona en la misma Tokyo Revengers.

Imagen del manga Hana no Asuka-gumi!, que muestra a la protagonista vistiendo un traje rojo.
Hana no Asuka-gumi!, de Satosumi Takaguchi.
Imagen del anime de Sukeban Deka. La protagonista, en primer plano, colocándose unos guantes de motociclista.
Sukeban Deka, historia creada por Shinji Wada.
Portada del manga Crows. Muestra a un grupo de pandilleros con trajes de cuero negro.
Crows, manga de Hiroshi Takahashi.

Pandillas de manga y anime

Llama la atención cómo estos relatos, a pesar de su temática, tienden a manejar un mensaje casi aleccionador sobre superación personal, amistad y otros valores. Más que una virtud en plan “deberían mostrar esto en las escuelas” (tampoco tanto), me parece algo que forma parte de ese brillo, entre emotivo y cutre, que tienen estas producciones, a las que no está mal acercarse con algo de contexto y teniendo en cuenta su época.

Con sus fortalezas y puntos flacos, tenemos historias que son un desmadre (como Sukeban Deka, que merecería un informe completo), otras con una carga sentimental inesperada (Hana no Asuka-gumi!, de la mangaka Satosumi Takaguchi) y algunas dentro del clásico shōnen (Kōkō Butōden Crows, también OVA). Todas, al igual que Angel Densetsu, son historias en las que se puede encontrar cierta luz en medio de la oscuridad y la violencia del mundo en que vivimos. Y si la anterior frase te pareció patéticamente esperanzadora…pues, de eso se trata.

Imagen del manga Angel Densetsu. Se muestra a los personajes principales caminando, con uniforme escolar.
La gente brava en pleno, por ahora, solo en el manga de Angel Densetsu.

Luis Camasca

Comunicador. Integrante del Cineclub de Lambayeque, espacio independiente de promoción del cine. Aficionado al manga y al anime.

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