Dormí poco, pero soñé mucho. Al día siguiente el colegio era un hervidero de rumores y expectativas, todos hablaban de ese capítulo, niños, jóvenes, y profesores jóvenes. No recuerdo si revisaron la tarea, creo que había pasado a un segundo plano. Así recordaré a Toriyama, como el arquitecto de nuestras infancias quien pudo poner a soñar a millones de niños que deseaban sorprenderse e inspirarse aun con las limitaciones tecnológicas de la época pues si bien adoro todas las transformaciones que tuvo Gokú, ese primer super saiyajin siempre quedará en mi memoria y en la de miles de niños quienes, en la clandestinidad de nuestros hogares, intentábamos gritar a ver si por ahí lográbamos un chispazo de poder o energía.
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